Ordenaciones en San Salvador: «La llamada, un don del amor infinito de Dios» | Custodia Terrae Sanctae

Ordenaciones en San Salvador: «La llamada, un don del amor infinito de Dios»

Cada año, las ordenaciones siguen el mismo ceremonial, por eso, cada año la alegría es nueva. Es hermoso ver también este año la alegría que se desprende de los rostros de los nuevos sacerdotes y diáconos.

El sábado, 29 de junio, fiesta de los santos Pedro y Pablo, han sido ordenados sacerdotes:
Fray Alán Antonio de Jesús Estrada Morán (Prov. de San Francisco y Santiago, México)
Fray Gil Abad Noriega Muñiz (Prov. de San Francisco y Santiago, México)
Fray Sandro Tomašević (Prov. de los Santos Cirilo y Metodio, Croazia)
Fray Jan Kapistransky Lazovy (Prov. del Santísimo Salvador, Eslovaquia)
Fray Karol Miroslav Švarc ((Prov. del Santísimo Salvador, Eslovaquia)
Fray Sergio Galdi (Prov. Custodia de Tierra Santa)

Han sido ordinados diáconos:
Fray Esparza Hugo Castro (México)
Fray Lottermann Claudio André (Brasil)
Fray Agostinho Matlavele (Mozambico)
Fray Ivaldo Evangelista Mendonça (Brasil)
Fra Edson Augusto Nhatwe (Mozambico)
Fra Antonio Šakota (Herzegovina)
Fra Adelmo Vásquez Díaz (Peru)

En los últimos años, en la fiesta de los santos Pedro y Pablo, la Custodia de Tierra Santa ha preparado con satisfacción a los candidatos a las ordenaciones presbiterales y diaconales, y ha organizado la celebración en la iglesia del convento de San Salvador, en Jerusalén.

La numerosa asamblea reunida para la ocasión se ha unido a la alegría de los sacerdotes y diáconos noveles; en ella había muchos miembros de las familias de algunos frailes y también amigos.
En presencia del nuncio apostólico, Mons. Giuseppe Lazzarotto, acompañados por numerosos frailes de la Custodia y por el custodio de Tierra Santa -renovado en el cargo el día anterior por otros tres años por el papa Francisco-, la imposición de las manos y la oración de consagración ha sido pronunciada por el patriarca de Jerusalén, Su Beatitud Mons. Fuad Twal, y de esta forma los jóvenes franciscanos han visto cómo su vida se hundía aún más en el abismo de amor del Señor.

«La ordenación marca una etapa, el fin de vuestro tiempo de formación, pero es también solo el inicio», les ha dicho el patriarca en su homilía. «Si hoy habéis entregado de forma gratuita e irrevocable vuestras personas a Dios, será cada día cuando deberéis renovar vuestra respuesta a la llamada. La llamada, la vocación, es un don del amor infinito de Dios».

Retomando las palabras del papa Francisco, el patriarca les ha repetido: «Entregándoos vosotros mismos y dando el Evangelio a los demás, comunicando vuestra fe, compartiendo vuestro amor por Jesús encontraréis al Señor».
Y citando de nuevo al papa Francisco, el patriarca ha afirmado con fuerza: «Un sacerdote no es un sacerdote para sí mismo, lo es para el pueblo». Así, el patriarca ha invitado a los sacerdotes y diáconos noveles a hacerse cercanos al pueblo y, después, les ha incitado así: «No os canséis de la misericordia, de la compasión, de la bondad, de la fidelidad y de la paciencia del Señor Jesús».
Y ya por último, el patriarca les ha dirigido las siguientes palabras, a las que se une la Custodia: «Y allí donde vayáis, preocupaos del amor de esta Iglesia madre, que os ha preparado para el sacerdocio y que hoy os consagra. Mabruk. ¡Enhorabuena!».
La fiesta ha continuado con un merecido refresco, invitando a toda la asamblea en el salón de la Curia y, después, un almuerzo festivo en el refectorio de San Salvador, volviéndose todos a encontrar por la tarde para la cena, a la que ha seguido una alegre fiesta.