“¿Tú has llorado?”, “Sí, ¿y tú?”, “Sí”, “¿Y tú?”, “Yo no, pero he visto llorar a fulanito…”, “¿Sí?”, “¡No!”… Todos se ríen cuando lo vuelven a pensar… y lejos de avergonzarse se sienten orgullosos. Las lágrimas de las que hablan estos frailes franciscanos son lágrimas de emoción por una hermosa misa de ordenaciones diaconales y sacerdotales. Una misa simple, recogida, intensa.
En el día de la fiesta de los santos Pedro y Pablo, en la iglesia de San Salvador de Jerusalén, cinco seminaristas han sido ordenados diáconos y otros seis han sido ordenados sacerdotes.
En un año en el que el sacerdocio ha sido hasta tal punto desprestigiado por los medios de comunicación occidentales, hay que admirar todavía más la valerosa opción adoptada por estos jóvenes.
Vienen de Croacia, Polonia, México, Italia, Argentina y Brasil. Algunos de ellos entraron en la provincia de la Custodia de Tierra Santa y por ello están destinados a permanecer en la región. Otros, una vez que finalicen sus estudios en Jerusalén, volverán más tarde a sus provincias de origen. Las familias de algunos de ellos estaban hoy presentes, otros no han podido unirse a la celebración, o lo han hecho desde el Cielo.
“Detrás de cada vocación hay una historia”, ha subrayado Su Beatitud Fouad Twal, Patriarca latino de Jerusalén, que ha presidido la misa junto al Custodio de Tierra Santa y a unos cincuenta sacerdotes de la Custodia y de las distintas congregaciones religiosas de Tierra Santa, ante una nutrida asamblea de fieles. “Una historia que es la historia de un diálogo, de una llamada, de una respuesta. Una historia de amor que nace en la intimidad del corazón”.
Ofreciéndose hoy en todo y para todo al Señor, estos frailes dan testimonio de la alegría de seguir a Cristo. Sin duda, ha sido esta alegría la que esta mañana les ha emocionado tanto a ellos, y a muchos otros junto a ellos.
A cada uno de ellos les deseamos lo mejor para este su nuevo ministerio.
Mab
En el día de la fiesta de los santos Pedro y Pablo, en la iglesia de San Salvador de Jerusalén, cinco seminaristas han sido ordenados diáconos y otros seis han sido ordenados sacerdotes.
En un año en el que el sacerdocio ha sido hasta tal punto desprestigiado por los medios de comunicación occidentales, hay que admirar todavía más la valerosa opción adoptada por estos jóvenes.
Vienen de Croacia, Polonia, México, Italia, Argentina y Brasil. Algunos de ellos entraron en la provincia de la Custodia de Tierra Santa y por ello están destinados a permanecer en la región. Otros, una vez que finalicen sus estudios en Jerusalén, volverán más tarde a sus provincias de origen. Las familias de algunos de ellos estaban hoy presentes, otros no han podido unirse a la celebración, o lo han hecho desde el Cielo.
“Detrás de cada vocación hay una historia”, ha subrayado Su Beatitud Fouad Twal, Patriarca latino de Jerusalén, que ha presidido la misa junto al Custodio de Tierra Santa y a unos cincuenta sacerdotes de la Custodia y de las distintas congregaciones religiosas de Tierra Santa, ante una nutrida asamblea de fieles. “Una historia que es la historia de un diálogo, de una llamada, de una respuesta. Una historia de amor que nace en la intimidad del corazón”.
Ofreciéndose hoy en todo y para todo al Señor, estos frailes dan testimonio de la alegría de seguir a Cristo. Sin duda, ha sido esta alegría la que esta mañana les ha emocionado tanto a ellos, y a muchos otros junto a ellos.
A cada uno de ellos les deseamos lo mejor para este su nuevo ministerio.
Mab