«No está aquí, ¡ha resucitado!» | Custodia Terrae Sanctae

«No está aquí, ¡ha resucitado!»

«Muerte y vida se han enfrentado en un prodigioso duelo. El Señor de la vida había muerto, pero ahora, vivo, triunfa. Cristo, nuestra esperanza, ha resucitado; precede a los suyos en Galilea».

Las palabras de la Secuencia de Pascua, cantadas antes del Aleluya de la resurrección, no podrían ilustrar mejor la alegría que reinaba esta mañana en el Santo Sepulcro.
¡Cristo está vivo! La tumba vacía es signo de su victoria sobre la muerte. Es necesario estar en Jerusalén para entender con qué alegría se celebra el misterio de la Redención.

La asamblea era muy numerosa en la misa celebrada por el patriarca, signo de que la fiesta aquí es muy popular. Parroquianos habituales, peregrinos, sacerdotes de paso y, como siempre, también los franciscanos estaban presentes en gran número.
Fiel a su tradición, el Santo Sepulcro era un clamor de mil sonidos: campanas ortodoxas, el órgano latino que cantaba gloriosamente la alegría de la resurrección, coptos que rezaban detrás del edículo, grupos de peregrinos, e incluso los oficios de armenios y siríacos.

Y es que las Iglesias ortodoxas celebran hoy el Domingo de Ramos; una gozosa confusión que demuestra una vez más que el Santo Sepulcro es la basílica de todos los que tienen puesta su fe en Cristo, un pueblo de cristianos que cree en la victoria del Mesías sobre la muerte.

Mientras los latinos celebraban ante la tumba vacía la misa pontifical de Pascua, otras misas se celebraban dentro del edículo. El custodio de Tierra Santa, su vicario custodial y el nuncio, Mons. Lazzarotto, todos han celebrado la misa en el mismo lugar de la resurrección. Una joven voluntaria francesa, que ha participado en una de estas misas, nos dice: «Estaba verdaderamente emocionada. He sentido que algo ardía dentro de mí. Estar aquí, en este día, ante Cristo presente en la eucaristía...».

Al finalizar la misa, los sacerdotes han marchado en procesión en torno al edículo y han proclamado la resurreccióin según las cuatro versiones evangélicas.
Para el pequeño rebaño cristiano de Oriente Medio era imposible no pensar en los hermanos perseguidos en Irak y Siria. El patriarca ha querido enviar un mensaje de ánimo y confianza. «Hermanos y hermanas, armémonos de valor y de la alegría de nuestro encuentro con Jesús para anunciar a todos nuestros hermanos su resurrección y su victoria», ha dicho en su homilía.
«Como cristianos, hemos sido llamados desde el corazón de esta región de Oriente Medio, golpeado por las guerras y ensangrentado por la violencia, a ser signo de contradicción, signo de esperanza, más allá de todo. Nuestro futuro, en esta región y en el mundo, es incierto y oscuro, pero no tenemos miedo: Cristo nos lo ha anunciado y Él está con nosotros hasta el fin de los tiempos».

La alegría de la Pascua no se acaba en el Domingo de Resurrección; durante una semana, la Iglesia celebra la octava pascual, con la misma solemnidad -el lunes de Pascua, los frailes menores se acercarán en peregrinación hasta Emaús-. Pero, sobre todo, el pueblo cristiano continuará celebrando durante todo el año el misterio de la redención en el Santo Sepulcro, donde la alegría no se acaba nunca.
¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado!
¡Feliz Pascua de Resurrección a todos!

Nicolas Kimmel