
Del 2 al 9 de junio se realiza en Tierra Santa un curso de formación y actualización para acompañantes espirituales de peregrinos. La iniciativa es promovida por la Conferencia de Comisarios de lengua italiana, en colaboración con la Oficina de Enlace de los Comisariados (Clio) y el Studium Biblicum Franciscanum (SBF). Participan 22 frailes y colaboradores provenientes de diversos comisariados italianos, además de representantes de Cracovia y Eslovenia. Las actividades se desarrollan principalmente en el convento de San Salvador en Jerusalén, con excursiones a las regiones del desierto de Judea, junto al Mar Muerto y en el desierto del Negev.

El congreso se llevó a cabo principalmente en los locales de la Curia, dentro del convento de San Salvador, en Jerusalén. La sesión inaugural contó con la presencia del Custodio de Tierra Santa, Fray Francesco Patton, quien dio la bienvenida a los Comisarios e inauguró oficialmente el congreso con su saludo y su presencia.
El tema elegido para esta edición ofrece a los participantes la oportunidad de profundizar en el papel del desierto en el Antiguo y Nuevo Testamento como espacio de prueba, revelación y nacimiento de la fe. El itinerario incluye sesiones académicas, momentos litúrgicos y visitas guiadas a lugares significativos para la narrativa bíblica y la historia de las antiguas civilizaciones del Medio Oriente.
El tema se arraiga en una paradoja típicamente bíblica: estar en casa, pero como peregrinos. El Negev, en este sentido, se revela como un verdadero laboratorio teológico y antropológico. Como destacan algunos ponentes, entre ellos fray Alessandro Coniglio, profesor del SBF, el desierto no es propiedad para ocupar, sino espacio para habitar con respeto, donde la precariedad enseña solidaridad y la hospitalidad se convierte en ley no escrita de supervivencia.
"El curso busca precisamente esto: llevar a los participantes a una experiencia concreta de la Escritura, atravesando físicamente los lugares del Pentateuco, los profetas y el Evangelio. No se trata solo de clases teóricas, sino de un verdadero itinerario espiritual entre Jerusalén, el Mar Muerto y las antiguas ciudades nabateas como Avdat, Mamshit y Shivta". Estas son algunas palabras de fray Matteo Brera, Comisario de Tierra Santa para la Toscana.

La peregrinación se desarrolla en dos niveles principales: profundización bíblica y exploración arqueológica.
El Negev, escenario del Éxodo y cuna de las experiencias de Abraham, Isaac y los patriarcas, es también cruce de civilizaciones como la edomita y nabatea. Estos aspectos, a menudo olvidados en las narrativas catequéticas, son fundamentales para comprender el alcance universal del mensaje bíblico.
La experiencia incluye excursiones por los espectaculares paisajes del Makhtesh Ramon, visitas a los sitios de Qumrán y Tel Arad, y momentos de oración en los lugares simbólicos narrados durante el curso.

En un contexto marcado por tensiones y conflictos, el Negev se revela no solo como espacio geográfico sino existencial: un umbral. Como se afirma durante el curso, venir aquí es la voluntad decidida de ser signo de esperanza. El objetivo es formar acompañantes capaces de transformar cada peregrinación en oportunidad de encuentro, escucha y fraternidad.
El mensaje central que surge del curso es radical: la tierra, como el Evangelio, no se posee, se recibe y se comparte. Esta enseñanza es testimoniada tanto por los ponentes como por los lugares mismos, con su imponencia silenciosa y memoria viva.
"La experiencia formativa de junio 2025 representa un paso concreto hacia un nuevo modo de acompañar: no como guías que conducen, sino como hermanos que caminan juntos. En el desierto, como en la vida, nadie se salva solo". (fray Matteo Brera)

La presencia de peregrinos en los lugares santos no es solo un gesto de fe personal, sino también un apoyo vital para los cristianos locales y para todas las personas que viven en esta región. El turismo religioso constituye una de las principales fuentes de sustento para muchas familias de Belén, Nazaret, Jericó, Jerusalén y alrededores. Su interrupción ha provocado una crisis económica y social que arriesga empujar a la emigración a numerosas familias, reduciendo aún más la presencia cristiana en Tierra Santa.
Por esto mismo, el relanzamiento de las peregrinaciones se vive como un nuevo comienzo: una oportunidad para reactivar un círculo virtuoso de solidaridad, encuentro y diálogo. Volver a los lugares santos significa renovar el vínculo entre la Iglesia universal y la Iglesia Madre de Jerusalén, haciendo sentir a quienes viven en Tierra Santa que no están solos, sino que son parte de una gran familia.
Como destacó el patriarca de Jerusalén, card. Pierbattista Pizzaballa: "Es tiempo de apoyar a la Iglesia de Jerusalén, de volver a Tierra Santa y devolver la vida al otro pulmón de esta Iglesia que es la peregrinación y la presencia de peregrinos. [...] En el Jubileo de la Esperanza, volver a las fuentes de la esperanza que es el encuentro con Cristo resucitado significa llevar también esperanza a muchas familias cristianas".
El deseo es que este camino de formación, la presencia de los comisarios y los guías de peregrinos pueda ser verdaderamente signo de un renacer: no solo para los peregrinos que vuelven a caminar tras las huellas de la fe, sino también para quienes, viviendo en Tierra Santa, esperan encontrar, a través del encuentro y el diálogo, nuevas oportunidades de vida, trabajo y esperanza.
Francesco Guaraldi
