Todos los sábados, a las 20:30, la noche de Nazaret se ilumina con cientos de velas, cuando desde la plaza frente a la basílica superior una multitud de peregrinos y fieles se encamina, recitando los misterios del rosario, hacia la gruta de la Anunciación.
Es la procesión “aux flambeaux” (en directo aquí) que encarna uno de los momentos culminantes de la vida del santuario, custodio de la memoria de aquel diálogo entre el arcángel Gabriel y María que cambió la historia de la humanidad. Aquí, con su “sí”, la joven de Nazaret hizo de esta aldea desconocida la morada del “Verbo que se hizo Carne”, del Hijo de Dios que se hizo hombre.
Desde hace siglos, la ciudad de Nazaret, la “flor de Galilea”, es uno de los destinos preferidos por peregrinos y viajeros, que aquí visitan los valiosos restos de la “casa de María”, la gruta donde gracias a ella “el Verbo se hizo Carne” (“Verbum Caro Hic Factum Est”), junto a otros testimonios de una larga historia de presencia cristiana.
Para permitir a los peregrinos vivir un momento especial y extraordinario, ligado a la singularidad de este lugar, los frailes de la Custodia de Tierra Santa dirigen desde hace casi veinte años la procesión, que se suma a las demás citas semanales.
La procesión luminosa de la noche del sábado
La procesión con velas, que tradicionalmente siempre ha presidido el padre guardián, es sin duda el momento más emocionante y entrañable.
«La forma de oración es muy sencilla – explica fray Wojciech Bołoz, guardián y rector de la basílica de la Anunciación y santuario de la Sagrada Familia en Nazaret –. En la plaza superior se reúnen los peregrinos: los frailes salen de la iglesia, seguidos por la imagen de la Virgen, que llevan voluntarios, y en las escaleras se proclama la invitación a orar con una antífona. Después comienza el rezo del rosario con la contemplación de los misterios gozosos, mientras la procesión recorre todo el pórtico salpicado de iconos de la Virgen. Con el canto Regina Coeli se entra en la basílica inferior, y aquí se proclama el Evangelio de la Anunciación, justo delante de la gruta donde María pronunció su “sí: el intenso momento de oración concluye con el rezo del Ángelus y la bendición pontificia concedida por el Santo Padre Benedicto XVI al guardián del convento de Nazaret».
Los peregrinos se implican en primera persona porque el rosario se reza en distintos idiomas según la nacionalidad de los grupos presentes. La animación con cantos, sin embargo, corre a cargo de la comunidad Shalom.
La corona de San José y la adoración del martes
«La procesión luminosa es uno de los muchos momentos de oración dirigidos por los frailes de la Custodia – subraya fray Wojciech Bołoz –, ya que la semana está jalonada por numerosas ocasiones de unirse a los frailes o seguir en streaming los actos del santuario: el martes por la noche el rosario de San José, el jueves por la noche la adoración eucarística y luego, cada día a las 12:00, el rezo del Ángelus en la gruta (aquí el libreto) donde fueron pronunciadas esas mismas palabras».
Las numerosas citas ofrecen a los grupos que se alojan en Nazaret un par de noches en promedio, la posibilidad de participar al menos en uno de estos eventos, y seguir una liturgia más estructurada, dirigida por los frailes, custodios del santuario desde 1620.
«Con el año de San José, el 2021, la oración vespertina dedicada a él se enriqueció, el rezo de la corona de San José se realiza en la iglesia de San José, también llamada “de la Nutrición”, porque Jesús creció allí hasta la edad adulta, aprendiendo el oficio de su padre. Aquí, tras la oración, se proclama el evangelio y se baja a la cripta de la Sagrada Familia. Y todos los miércoles, siempre en la cripta, se proclama el Ángelus de San José.
Gracias a la labor de la comunidad Canção Nova y del Christian Media Center, también se puede seguir siempre la transmisión en streaming directo de todos estos diferentes momentos de oración en la web.
Silvia Giuliano
