Nazaret: en esta ciudad el Verbo se hizo carne | Custodia Terrae Sanctae

Nazaret: en esta ciudad el Verbo se hizo carne

A las puertas de la Semana Santa, la ciudad de Nazaret interrumpe la Cuaresma para celebrar la Anunciación.

Miércoles, 24 de marzo. A primera hora de la tarde los scouts se han reunido en el centro parroquial de la ciudad para participar en la llegada del Patriarca de Jerusalén, Su Beatitud Mons. Fouad Twal. Saliendo del centro parroquial y precedido por los scouts, numerosos religiosos y religiosas, algunos representantes de la Iglesia Melkita, de las Iglesias ortodoxas griega y copta, la comitiva ha llevado al Patriarca, acompañado de sus obispos auxiliares, Mons. Kamal Hanna Batish y Giacinto-Boulos Marcuzzo, obispo auxiliar y vicario patriarcal para Israel, del párroco de Nazaret, fray Amjad Sabbara ofm y por algunos miembros del consejo municipal y parroquial, hasta la Basílica en donde les esperaba el alcalde de la ciudad junto a fray Ricardo Bustos, guardián de la comunidad franciscana de la misma, rodeado por sus frailes y de los seminaristras franciscanos, venidos como cada año desde Jerusalén para atender el servicio litúrgico.

Tras la aspersión con agua bendita en las puertas de la Basílica y la entrada solemne, la numerosa asamblea ha celebrado cantando la oración de Vísperas. Si el ingreso solemne así como la misa de la fiesta se desarrollan en la Basílica superior, sin embargo, la tarde anterior la asamblea compuesta de fieles locales y peregrinos se reunió ante la gruta en una vigilia de adoración, alternando cantos y momentos de silencio y recogimiento.

Jueves, 25 de marzo. En el exterior de la Basílica, mucho antes del inicio de la misa, los scouts organizan el espectáculo, para mayor disfrute de turistas y peregrinos, quizá un poco extrañados de escuchar las cornetas de los cristianos árabes que enarbolan la bandera israelí y visten unas espléndidas medias blancas con ornamentos de estilo escocés. Más tarde, cuando se ponen a interpretar una canto popular ruso… ¡el desconcierto es total!
En el interior de la Basílica, la Legión de Maria reza el rosario con la asamblea que poco a poco va llegando y ocupando todo el lugar.

Son las 10:00 a.m. y unos cuarenta sacerdotes preceden al patriarca en su entrada a la Basílica. La misa, en la que también están presentes los representantes de las Iglesias hermanas, entre ellos un obispo armenio, es alegre y recogida al mismo tiempo. En el momento de recitar el Credo, el patriarca y todo el coro se ponen de rodillas pronunciando estas palabras: “Et incarnatus est de Spiritu Sancto ex Maria Virgine: et Homo factus est”. Todo el significado de la fiesta se recoge en estas pocas palabras. Pero, para remarcar incluso más el hecho de que este misterio único de la Encarnación del Verbo se ha producido aquí, en Nazaret, en la casa de María sobre la que se construyó esta Basílica, el Patriarca, acompañado por los obispos presentes, del guardián, el párroco y algunos sacerdotes, van en peregrinación al santuario situado en la Basílica inferior. Para permitir a la numerosa asamblea que se una a esta veneración, la procesión ha rodeado la balconada que, desde la Basílica superior, permite ver el santuario.

Esta peregrinación ha estado marcada por la lectura de tres pasajes del Evangelio: el prólogo de san Juan (Jn 1, 1-8): “En el principio existía el Verbo…”; después, y también del evangelio de san Juan, el anuncio de la Encarnación (Jn 1, 9-18): “Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros, y nosotros hemos visto su gloria…”; y, finalmente, del evangelio de Mateo (Mt 1, 18-25), la doble aceptación de María y José: “José, hijo de David, no temas tomar por esposa a María, porque el engendrado de ella lo es del Espíritu Santo”. Esta forma litúrgica es nueva y es, de hecho, el tercer año consecutivo que tiene lugar en Nazaret. Los liturgistas de la Custodia han pensado con ella dar a estos santuarios recientes [1] una celebración litúrgica ligada a la antigua tradición de los Santos Lugares. Así, se ha retomado el modelo de la cuádruple proclamación del evangelio realizada en torno a la Tumba vacía, el día de Pascua, en la basílica de la Resurrección, y que simboliza los cuatro puntos cardinales, y sobre este modelo se ha concebido esta peregrinación con las tres proclamaciones del evangelio, para subrayar la acción trinitaria de la Encarnación. La peregrinación continua después con la oración del Ángelus presidida por el Patriarca.

Desde hace dos años, y a petición de Su Beatitud Mons. Twal, la misa se concluye con la bendición solemne que permite a los fieles “presentes, animados de una auténtica contrición” recibir la indulgencia plenaria.

La Basílica, llena de gente, se ha ido vaciando poco a poco y toda la asamblea se ha vuelto a reunir en la plaza para intercambiar las felicitaciones por la fiesta junto al Patriarca y a los obispos que le acompañaban. Los scouts, mientras tanto, han continuado con su marcha llevando a toda la ciudad el sonido de la fiesta.

Quién sabe si el próximo año cristianos y musulmanes de Tierra Santa seguirán el ejemplo de sus hermanos y hermanas libaneses que han hecho de esta jornada dedicada a la Virgen María, una “fiesta nacional común islamo-cristiana”, con el beneplácito del gobierno del país, y cuyo objetivo es crear puentes entre las dos religiones gracias a la Virgen María que ostenta, tanto para los católicos como para los musulmanes, un puesto de honor.

Mab

[1] Los franciscanos tomaron posesión del santuario en el año 1620, gracias al Custodio de Tierra Santa, fray Tommaso Obicini, y a la benevolencia del emir druso Fakr ad-Din, príncipe de Sidón. En 1730 pudieron edificar una pequeña iglesia que sobrevivió, con algunas modificaciones, hasta 1954. En ese año se decidió llevar a cabo excavaciones arqueológicas, dirigidas por el p. Bellarmino Bagatti, y la edificación de la basílica actual (cuyo arquitecto es G. Muzio), inaugurada en 1969.