Navidad con los frailes ancianos de la enfermería

Navidad con los frailes ancianos de la enfermería

El día después de Navidad, por la mañana temprano, el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, y algunos jóvenes frailes visitaron a los frailes ancianos y enfermos en la enfermería del último piso del convento de San Salvador de Jerusalén, y celebraron juntos la misa en la salita frente a la capilla.

La vida cristiana desde Navidad a Pascua

Una ceremonia íntima – en total unas cincuenta personas –, muy cuidada y concurrida. Las vestiduras blancas del día de Navidad dieron paso a las rojas, el día en que la liturgia conmemora a San Esteban, primer mártir de la Iglesia. “El nacimiento de Jesús se proyecta hacia la Pascua, hacia nuestra salvación – subrayó el Custodio en la homilía –. Ese Niño nació para dar la vida; es donado a una humanidad que necesita salvación”.

San Esteban “nos muestra que el camino de salvación que hizo Jesús, desde la Navidad a la Pascua, también es la trayectoria de nuestra vida”. La vida cristiana pasa a través de la experiencia pascual de dar la vida, de morir junto con Jesús y, como Esteban, poner nuestra vida en manos de Jesús para que Jesús ponga nuestra vida en manos del Padre”. Los villancicos que resonaron en la enfermería acompañados al teclado por fray Ferguson, subrayaron precisamente este misterio.

Navidad, Dios escucha el grito de la humanidad

Durante la Octava de Navidad – el periodo de ocho días que la Iglesia celebra como un único día de Navidad – cada tarde la Liturgia de las Horas propone el rezo del salmo 130 (129), conocido como “De profundis”: “Desde lo hondo a ti grito, Señor”. “En Navidad, Dios escucha el grito profundo de la humanidad – dijo el Custodio –. Toda la humanidad siente necesidad de salvación y la respuesta es el nacimiento del Hijo de Dios. En estos momentos difíciles que estamos viviendo, invoquemos el salmo y repitamos: ‘Desde lo hondo a ti grito, Señor’.  Que no sea simplemente nuestro grito personal, sino que signifique dar voz al deseo de salvación de toda la humanidad”.

Felicitaciones y el belén en la enfermería

Después de la misa hubo tiempo para saludarse e intercambiar felicitaciones de Navidad, desayunando juntos. Los frailes de la enfermería reciben con alegría la presencia de los más jóvenes, y para los más jóvenes es una oportunidad para compartir un poco de tiempo con quienes han avanzado más no solo en años, sino también en el camino de la vocación. Alguno se detiene a rezar frente al belén montado al lado de la capilla en la enfermería. Este también es un lugar franciscano donde se puede obtener la indulgencia que el papa Francisco ha concedido por el 800 aniversario de la Navidad de Greccio.

Marinella Bandini