El Señor dijo a Abrahám: “Sal de tu país, de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia el país que yo te indicaré” (Gen 12,1). El sábado 10 de octubre, nosotros, los postulantes de la Custodia de Tierra Santa, nos hemos sentido un poco como Abrahám dejando Montefalco para ir a la ciudad de nuestro padre fundador. El motivo por el que nos hemos puesto en camino es la preparación del postulantado 2009-2010. Ha sido una experiencia bella y única que nos ha permitido sentir el amor vibrante y la infinita misericordia de Dios con todos nosotros. Encontrando todo tipo de dificultades, como si esta peregrinación fuera una metáfora de nuestra vida, cada día nos ha sorprendido con cosas nuevas. El Señor nos ha bendecido con la hermana lluvia que nos ha permitido descansar en una vieja casa situada junto al camino, antes de llegar a la Porciúncula. Llenos de alegría y entusiasmo, hemos llegado al final de nuestro camino: Santa María de los Ángeles, donde Jesús parecía decir: “venid y veréis qué bueno es el Señor”. Como auténticos peregrinos, hemos besado la tierra al llegar y, tras conseguir lucrar la indulgencia, hemos pedido perdón por nuestros pecados a través del sacramento de la Reconciliación. Juntos, pedimos al Señor que nos bendiga a nosotros, los postulantes y a fray Bruno, nuestro maestro y guardián.
Postulante Ricardo Orozco (Mexicano)
Octubre de 2009. Nosotros, los jóvenes de la comunidad de Montefalco, de la Custodia de Tierra Santa, hemos ido a Roma, a la Curia General, para encontrarnos con el padre José Rodríguez Carballo, Ministro General de la Orden de los Hermanos Menores. Ha sido un momento muy importante para nosotros, jóvenes en formación. Ir a la Curia, conocer en persona al Ministro General, almorzar con él en fraternidad, ¡y terminar la visita con un bello recuerdo! Nos ha hecho muy felices y hemos salido entusiasmados por el don de esta bella oportunidad. El padre José ha querido conocer nuestros países de procedencia, nuestra edad y cultura. Nos ha hablado después de los argumentos más importantes para nuestra formación, vinculados al mundo en el que nos encontramos; de la disciplina y de la importancia de la vida comunitaria, de los peligros que deberemos afrontar hasta alcanzar nuestra madurez como frailes; y de algunos problemas particulares sobre los que nos ha invitado a estar vigilantes para sacar provecho en nuestro crecimiento. La atención a internet, por ejemplo, un instrumento que, si no se usa bien, puede ser muy perjudicial para nuestra vida, o el uso del teléfono móvil y el peligro de dependencia que nos puede crear. Ha apelado a la claridad de nuestra vocación: quien siga esta vida debe sentirse realmente llamado a ella, debe tener amor por el estudio, humildad frente a las errores y saberse hermano en la comunidad. Antes de volver a sus ocupaciones, el Ministro General nos ha regalado la regla de san Francisco y se ha despedido de cada uno de nosotros con un abrazo paternal. Sí, ha sido una bonita experiencia y todos juntos hemos salido muy felices. Damos las gracias, una vez más, al General por sus preciosos consejos, por haber pasado un hermoso momento en nuestra compañía y por el gran sentido de fraternidad que nos ha transmitido. ¡Gracias de corazón!
Postulante Pasquale Serappo (Italiano)
Postulante Ricardo Orozco (Mexicano)
Octubre de 2009. Nosotros, los jóvenes de la comunidad de Montefalco, de la Custodia de Tierra Santa, hemos ido a Roma, a la Curia General, para encontrarnos con el padre José Rodríguez Carballo, Ministro General de la Orden de los Hermanos Menores. Ha sido un momento muy importante para nosotros, jóvenes en formación. Ir a la Curia, conocer en persona al Ministro General, almorzar con él en fraternidad, ¡y terminar la visita con un bello recuerdo! Nos ha hecho muy felices y hemos salido entusiasmados por el don de esta bella oportunidad. El padre José ha querido conocer nuestros países de procedencia, nuestra edad y cultura. Nos ha hablado después de los argumentos más importantes para nuestra formación, vinculados al mundo en el que nos encontramos; de la disciplina y de la importancia de la vida comunitaria, de los peligros que deberemos afrontar hasta alcanzar nuestra madurez como frailes; y de algunos problemas particulares sobre los que nos ha invitado a estar vigilantes para sacar provecho en nuestro crecimiento. La atención a internet, por ejemplo, un instrumento que, si no se usa bien, puede ser muy perjudicial para nuestra vida, o el uso del teléfono móvil y el peligro de dependencia que nos puede crear. Ha apelado a la claridad de nuestra vocación: quien siga esta vida debe sentirse realmente llamado a ella, debe tener amor por el estudio, humildad frente a las errores y saberse hermano en la comunidad. Antes de volver a sus ocupaciones, el Ministro General nos ha regalado la regla de san Francisco y se ha despedido de cada uno de nosotros con un abrazo paternal. Sí, ha sido una bonita experiencia y todos juntos hemos salido muy felices. Damos las gracias, una vez más, al General por sus preciosos consejos, por haber pasado un hermoso momento en nuestra compañía y por el gran sentido de fraternidad que nos ha transmitido. ¡Gracias de corazón!
Postulante Pasquale Serappo (Italiano)