El lunes 27 de junio, a las 18:00, el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, presidió la celebración eucarística en la iglesia de San Salvador de Jerusalén, con la asistencia de las Hermanas Misioneras de la Evangelización y de un grupo de sacerdotes, frailes y fieles. Fue una oportunidad para agradecer la presencia y la colaboración de las ya casi 40 Hermanas Misioneras de la Evangelización (antes Hermanas Misioneras del Catecismo) con la Custodia de Tierra Santa.
Esta celebración eucarística de agradecimiento se celebró con motivo del cambio de nombre del instituto de las Hermanas Misioneras del Catecismo a Hermanas Misioneras de la Evangelización. Como subrayó al final de la misa la superiora general, madre Bernardina Pérez, las hermanas se sintieron llamadas a leer los signos de los tiempos y lo que necesita el mundo hoy, especialmente los jóvenes. Por eso, en el Capítulo General que tuvo lugarrecientemente, las hermanas Misioneras del Catecismo decidieron cambiar el nombre de su congregación para adaptarlo a las necesidades del mundo de hoy. Tras la aprobación del Capítulo General y la fidelidad a la espiritualidad de su fundador el padre Vincenzo Idà, decidieron elegir el nombre de Hermanas Misioneras de la Evangelización. La Santa Sede confirmó después esta elección por decreto.
Entre las diversas actividades que desarrollan, las Hermanas Misioneras de la Evangelización colaboran junto con los frailes franciscanos de Tierra Santa en la gestión de varias Casa Nova.
En su homilía, el Custodio subrayó el aspecto de la vocación y misión de los religiosos en la Iglesia de hoy. Recordando que la llamada de Jesús es una invitación a seguirle de manera radical y este es una vía de liberación y de maduración en la fe que el mismo Jesús nos propone, invitándonos a seguirlo compartiendo su camino particularmente exigente.
El Custodio terminó su homilía diciendo: Concluyo dándoos las gracias, en nombre de la Custodia de Tierra Santa y de sus frailes, porque estos últimos años nuestras realidades han sabido caminar juntas en la fe y en el seguimiento del Señor Jesucristo. Sentimos que compartimos con vosotras la vocación y la misión de estar al servicio de los Santos Lugares, de los peregrinos que los visitan y de la Iglesia local y universal.
Antes de la bendición final, la madre Bernardina agradeció en nombre del instituto a todos los Custodios que han hecho posible que las hermanas vivan en Tierra Santa, por la asistencia espiritual que los frailes brindan a las hermanas y por la posibilidad de colaborar con los frailes en la acogida y el cuidado de los peregrinos.
Fr. Jonny Jallouf ofm
