Miércoles Santo: la gracia de tocar con las propias manos los lugares de la Salvación | Custodia Terrae Sanctae

Miércoles Santo: la gracia de tocar con las propias manos los lugares de la Salvación

Jerusalén, 20 de abril de 2011

“Salve Columna nobilis, Christi dolorum conscia”.
Es ya miércoles en esta Semana Santa que se va acercando a sus días más solemnes. Hoy, en Jerusalén, ya están en marcha los preparativos para los ritos de la Pascua, que este año los latinos y los ortodoxos celebrarán al mismo tiempo.

El Santo Sepulcro se llena de peregrinos, las callejuelas de la Ciudad Vieja que conducen al lugar en el que se conserva la Tumba donde fue depositado el cuerpo de Jesús están saturadas incluso a primeras horas de la mañana mientras que a las comunidades locales se les van sumando, días tras día, multitud de visitantes procedentes de todas las partes del mundo, mezclándose una nueva polifonía lingüística a las muchas lenguas que ya se escuchan por estas calles.

Hoy en Jerusalén es el día en el que se exalta la Gracia de los Santos Lugares que se pueden ver, tocar, besar. Cada trozo de esta tierra, por donde Él pasó, invita al encuentro con Cristo. En la Basílica del Santo Sepulcro se venera la Columna de la Flagelación. “Columna nobilis”, así la celebra el himno que marca el inicio de la liturgia.

Guiados por el Vicario custodial, fray Artemio Vítores, los franciscanos han llegado en procesión desde Getsemaní en donde, esta mañana, se ha cantado la “Passio Christi”. La liturgia del Evangelio de la Pasión de hoy ha tenido su acto tangible de devoción cuando el lector ha besado la piedra del Huerto de los Olivos sobre la que Jesús sudó gotas de sangre en la noche de su captura.

Sin embargo, la veneración a la columna ha ocupado durante todo el día a los peregrinos que, puestos en fila después de la oración, pasaban para apoyar la palma de su mano o depositar un beso en ella. Es la expresión de una fe que no se basa en el pensamiento, que no es cerebral pero que afecta a toda la persona.

“Esta columna tiene una tradición muy antigua -recordaba el guardián del Santo Sepulcro, fray Fergus Clarke-. No podemos estar absolutamente seguros de que se trate de la columna a la que se ató a Jesús, pero necesitamos tocarla porque nuestra fe no está hecha de conceptos. La columna es la {metáfora} del amor de Cristo que, por nosotros, ha padecido el dolor y la muerte”. Metáfora de este amor y del lugar físico que, como la piedra de Getsemaní, han recogido el sudor y la sangre del Salvador.

La columna de granito rojo se conserva hoy en día en la Capilla de la Aparición, uno de los lugares que pertenecen a los latinos en el Santo Sepulcro. A la derecha del altar, engalanada con una tela de color rojo, hasta hace pocos años se exponía para la veneración de los fieles sólo el día del Miércoles Santo. Desde el siglo XIV se encuentra en el lugar actual aunque las referencias históricas a la columna se remontan a unos mil años atrás. De ella habla la peregrina Egeria en su diario. Ya en los días en que realizó su peregrinación, la veneración a la columna se realizaba el día del Viernes Santo en el Cenáculo.

Este día abre las puertas al Triduo Pascual y ha continuado, por la tarde, con un oficio presidido por Mons. Kamal Hanna Bathish, obispo auxiliar del Patriarcado latino de Jerusalén, en el que el canto de los salmos y la lectura de los textos del Antiguo y del Nuevo Testamento han preparado a los fieles para los hechos que se conmemorarán durante estos días santos.


Texto de Serena Picariello y fotos de Marco Gavasso