Memoria del Primado de Pedro en Tabga | Custodia Terrae Sanctae

Memoria del Primado de Pedro en Tabga

“Apacienta a mis ovejas, apacienta a mis corderos”. En Tabga, pequeño centro sobre el mar de Galilea no lejos de Cafarnaum, Jesús buen pastor confía a su Iglesia a Pedro. Y aquí, en el lugar de la aparición de Cristo Resucitado y de la entrega del primado petrino, a orillas del lago que fue testimonio de muchos actos del Señor, el custodio de Tierra Santa, Fr. Francesco Patton, presidió la Eucaristía en memoria de la fiesta del Primado de Pedro.

 

Jesús, como leemos en Juan, pide tres veces a Pedro si lo ama.

Fr. FRANCESCO PATTON, ofm

Custodio de Tierra Santa

“Comprendemos muy bien que tras esta triple pregunta está también la segunda oportunidad que Jesús ofrece a Pedro tras la triple negación. Y por ello a través de esta triple profesión de amor es como si la triple negación se hubiera superado. Pero luego está la encomienda de una tarea pastoral por parte de Jesús a Pedro, que es la tarea de apacentar, de alimentar, y por ello de llevar a las ovejas al prado, de nutrirlas, y por ello la Iglesia se llama también la Iglesia del Primado.”

En Tabga, Jesús le reiteró a Pedro su nuevo ministerio ya expresado en Cesarea de Filipo. Aquí, de hecho, el Buen Pastor transfiere al primer apóstol el cuidado de su rebaño, de su Iglesia y al mismo tiempo nos recuerda nuestra responsabilidad como cristianos.

Fr. FRANCESCO PATTON, ofm

Custodio de Tierra Santa

Descubrimos algo del significado de la Iglesia, del significado del ministerio de Pedro, pero además descubrimos algo de nuestro ser cristianos como relación de amor con Jesús por un lado y como invitación a la responsabilidad del otro, cuando Jesús nos pregunta si lo amamos y le decimos que sí, y por consiguiente siempre nos confía una responsabilidad. A Pedro le confía el gobierno pastoral de la Iglesia, a nosotros nos confía colaborar en el ministerio pastoral de la Iglesia.”

Frente a un altar en forma de bote, recordando dónde se encontraba Pedro y el resto para pescar cuando se les apareció Jesús Resucitado, como cada año los fieles han querido manifestar su cercanía al primado petrino, ante el pequeño santuario en el que se custodia la piedra, la Mensa Christi, sobre la cual Jesús y sus discípulos consumaron el almuerzo, preparado por el mismo Señor, después de una pesca milagrosa. Una forma de recordar, hoy como entonces, el gozo de participar en la mesa del Señor.