Los siete dolores de la Virgen | Custodia Terrae Sanctae

Los siete dolores de la Virgen

Jerusalén, 15 de abril de 2011

"Y en cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón". La profecía del anciano Simeón, como nos la ha transmitido el evangelio de Lucas, anunciaba a la joven Madre de Dios el sufrimiento por el que tendría que pasar. Una espada atraviesa realmente el pecho de la Madre de Jesús en la imagen de medio busto que se encuentra entre la Capilla del Calvario -propiedad de los griegos ortodoxos- y la de la Crucifixión donde, esta mañana a las 9 h. (las 8 horas según el horario del Santo Sepulcro), los franciscanos han celebrado la solemnidad de los “Septem dolorum Beatae Mariae Virginis” (Los Siete dolores de la Bienaventurada Virgen María).

Ante la imagen de la Dolorosa, imagen donada a finales del siglo XVIII por la reina María de Portugal, estaba el Vicario custodial, fray Artemio Vítores, que ha presidido esta misa solemne ante un grupo de fieles que ha participado en el rito, y que ha visto cómo pasaban constantemente peregrinos de todo el mundo que subían al Calvario a visitarlo y a rezar.

Las palabras de fray Artemio, en la homilía dedicada a la Virgen, han delineado los distintos aspectos de una mujer a la que, además del sufrimiento por la muerte de su Hijo, se ha unido el dolor por verlo insultado y despreciado.

"Stabat Mater dolorosa". Bajo la cruz estaba presente la Madre de Cristo, de pie. "Ésta es la representación de su fe -ha recordado el Vicario- que la ve en su papel de "socia passionis", compañera del dolor de su Hijo, la que fue su primera discípula y con la que compartió, más que con ningún otro, su Pasión".

Texto de Serena Picariello
Fotos de Marco Gavasso