Los santos Pedro y Pablo en el santuario de San Pedro de Jaffa: se celebra juntos | Custodia Terrae Sanctae

Los santos Pedro y Pablo en el santuario de San Pedro de Jaffa: se celebra juntos

Éste es el lema que se ha elegido para la fiesta celebrada por la tarde en la iglesia-santuario de san Pedro en Jaffa, la celebración unidos, lo difícil y bello que es estar juntos, el sueño y la obligación de buscar la unidad.

La solemnidad litúrgica con la que se recuerda a los dos apóstoles se celebró la tarde del sábado día 27. La iglesia estaba llena de católicos, en Israel por motivo de trabajo –filipinos, hispanoamericanos, norteafricanos, polacos- y de israelíes llegados incluso de otras ciudades, todos ellos cristianos llenos de alegría por la fiesta del santuario.

Son dos los motivos que han reunido a la gente y a los amigos de los frailes franciscanos. Uno, recordar a Pedro el pescador junto a Pablo, el fariseo, llamado a anunciar el Evangelio, en la clausura del año paulino; y el otro, la inauguración de la profunda reestructuración de todo el complejo –iglesia y convento- que está llegando a su fin.

La celebración eucarística ha estado presidida por David Neuhaus, delegado patriarcal para la comunidad de lengua hebrea, y concelebrada por el párroco fray Narcyz Klimas y el ecónomo custodial fray Dobromir Jasztal. Estaban los padres guardianes de San Salvador, en Jerusalén, y de Belén además de fray Apollinar, párroco de la comunidad de lengua hebrea de Jerusalén, y fray Toufic, párroco de la parroquia de san Antonio de Jaffa. La homilía la ha pronunciado fray Edmunds Garret, que nos ha hecho sonreír en inglés mientras subrayaba con convicción la sabiduría antigua y autorizada de la Iglesia que nos hace recordar juntos a estos dos apóstoles. Un coro de lenguas, además del latín de la oración eucarística y del hebreo para la proclamación del Evangelio, se ha escuchado en español, polaco, italiano… y todas juntas han creado una bella armonía en la iglesia, hasta tal punto que –si no hubiese sido por toda esa variedad- seguramente habría perdido intensidad.

Al final de la misa nos hemos dirigido todos al antiguo refectorio atravesando el corredor de la sacristía donde ya se hacían visibles las labores realizadas y los detalles que han guiado la reestructuración de este importante santuario. La decoración de los techos es igual en todos los locales y a través de las antiguas lámparas colgadas de los mismos nos recuerdan el amor, plurisecular, del servicio de los frailes en cada Santo Lugar. En el antiguo refectorio, que ahora es un amplio y luminoso salón para conferencias y que se puede utilizar también como lugar de convivencia de las distintas comunidades que aquí se reúnen (la nueva cocina contigua, nuevamente amueblada y más amplia, permite la preparación de la comida), fray Dobromir ha bendecido “los trabajos” y al público presente, felicísimo de estar allí, que estaba visiblemente orgulloso de “su” nueva iglesia. Las distintas mesas estaban unidas, formando una sola y larga mesa con comida “étnica” y local. ¡Todos juntos, alegremente, hemos dado cuenta de todo!”

Las obras, importantes y desgraciadamente muy prolongadas en el tiempo, han afectado a todo el complejo en su parte exterior, fuertemente dañado por el tiempo y la humedad debida a la cercanía del mar. Pero, la verdad es que el santuario de San Pedro en Jaffa parece que ha vuelto a nacer, luminoso y acogedor, mucho más funcional que antes. En la planta baja, las distintas habitaciones para la comunidad, la biblioteca, capilla para las celebraciones con pocas personas, el patio interior y los servicios se pueden considerar concluidos. También la planta que ocupa el convento va a buen ritmo. No obstante, las obras continúan. En una semana empezarán a llegar los muebles y se volverá a reorganizar todo. Esperamos que… en breve sea la inauguración oficial y definitiva, con la certeza de que san Pedro (junto a san Pablo) seguirán velando por la comunidad de cristianos que viven en Tierra Santa.

IB