Los franciscanos celebran la fiesta de san Benito como nunca antes lo habían hecho | Custodia Terrae Sanctae

Los franciscanos celebran la fiesta de san Benito como nunca antes lo habían hecho

“En nombre de la comunidad benedictina de la abadía de la Dormición en el Monte Sión, os doy mis más sinceras gracias. Estamos muy contentos de que hayáis aceptado nuestra invitación a venir a celebrar solemnemente el Tránsito de nuestro padre san Benito”. Con estas palabras el padre Abad, fray Benedikt Lindermann osb, acogió a la asamblea de franciscanos presentes. Sólo ellos llenaban casi la mitad de la nave de la iglesia benedictina, además alguno de ellos estaba en el coro para concelebrar junto al padre Custodio, fray Pierbattista Pizzaballa, a quien el padre Abad le había cedido la presidencia.

A continuación, fray Benedikt explicó que esta celebración es la primera del año jubilar por el centésimo aniversario de la dedicación de la iglesia. La celebración más oficial tendrá lugar el 10 de abril próximo, en la fecha exacta de la dedicación, con la Asociación Alemana para la Tierra Santa que en 1906 adquirió el terreno donde actualmente se eleva el monasterio. Otras celebraciones se sucederán a lo largo del 2010, cada una con un acento diferente.

En esta ocasión, el padre Abad resaltó el significado específico de esta eucaristía para los religiosos benedictinos y franciscanos que celebraban el Tránsito del padre del monaquismo europeo. A pesar de que la relación entre las dos comunidades no ha estado exhenta de nubes, prosigue el padre Abad, ambas continúan teniendo en común la misma dedicación a las poblaciones que les reclaman, la misma preocupación de ser siempre testigos de Cristo.

En su homilía, el padre Custodio subrayó cuánto deben los franciscanos al ejemplo de san Benito y cómo los dos fundadores, Benito y Francisco, se fundamentaron en la Palabra de Dios. Agradeció al padre Abad su invitación, permitiendo a los franciscanos celebrar en otro santo lugar de la Tierra Santa, y abriendo caminos para una relación más estrecha entre estas dos comunidades, en la diversidad de sus carismas.

Al final de la misa, benedictinos y franciscanos se volvieron a reunir para almorzar, invitados por la comunidad benedictina. Una ocasión, después de haber compartido el banquete divino, de volverse a encontrar para otros ágapes fraternos.

Mab