La vigilia de Pascua 2008 ben la madrugada del sábado | Custodia Terrae Sanctae

La vigilia de Pascua 2008 ben la madrugada del sábado

22 de marzo 2008

Sábado, 22 de marzo de 2008, a las 6:00 de la madrugada. Las calles de la Ciudad Vieja están casi vacías, sólo algunos peregrinos se dirigen al Santo Sepulcro, como las mujeres que llevaban el perfume. Van a la Tumba de Cristo.

La habían dejado la vigilia, mientras las puertas estaban cerradas, después de la celebración de los funerales. Pero, como las portadoras del perfume, ahora encuentran la Tumba con las puertas abiertas, y con los Franciscanos de la Custodia de Tierra Santa y los seminaristas del Patriarcado vivirán la Vigilia Pascual que anuncia la Resurrección de Cristo.

La liturgia del Santo Sepulcro no conoce el gran silencio del Sábado Santo. El horario de la celebración es una herencia de la liturgia de san Pío V, que quería que todas las celebraciones terminasen a las 13:00. Fue el papa Pío XII quien autorizó la Vigilia Pascual el año 1951, y la hizo obligatoria en el 1955. Pero mientras tanto, el Statu Quo que rige los Santos Lugares había paralizado los horarios en Jerusalén. Anticipándose a la Iglesia universal, la Ciudad Santa se adelanta en reconocer, delante de la Tumba vacía, que Cristo realmente ha resucitado.

Precedido por los Kawas, Mons. Fouad Twal, obispo coadjutor de Su Beatitud Mons. Sabbah, preside la celebración. Ésta comienza en las puertas de la iglesia, con la ceremonia del fuego nuevo. A continuación se desarrolla como lo hacen las vigilias pascuales en todas las parroquias del mundo. Después de la liturgia de la luz, viene la de la Palabra, que se desarrollo como si fuera una gran catequesis de toda la historia sagrada, desde los orígenes hasta la Pascua del Señor. Sentados o de pie, todos los fieles escuchan. El Santo Sepulcro está tan en silencio que, a los lados del Edículo, todos pueden seguir el rito.

Como las lecturas se hacen en italiano, son muchos los peregrinos que se sumergen en el libreto de la celebración, y si no en su propia lengua, al menos las siguen en alguna otra lengua en que se puedan desenvolver. Después de la lectura del libro de Ezequiel, el tiempo del silencio acaba cuando en el órgano, fra Armando Pierucci, parece dar vida con sus notas los instantes mismos de la Resurrección. Entonces todos entonan un vibrante Gloria, mientras suenan las campanas. La Liturgia de la Palabra continúa; antes del Aleluya, el diácono se presenta ante Mons. Twal, antes de que empiece la liturgia del agua, signo de vida. Todos los fieles, en esta ocasión, renuevan su profesión de fe.

La liturgia eucarística y el envío después de la comunión ponen fin a la celebración. Ha durado casi tres horas. La alegría de los fieles que salen contrasta con la aparente indiferencia de la ciudad.
No será lo mismo esta tarde, cuando los fieles de la parroquia latina de San Salvador se dispersen por las calles. Tardarán en separarse. Y, durante la semana, cada vez que se encuentren por la calle se desearán todavía una feliz fiesta.

Una fiesta que se prolongará en Jerusalén más allá del tiempo pascual, porque este año los ortodoxos celebran la Pascua 5 semanas después. Un signo, como otros, para recordar que la Pascua de Cristo es, desde hace 2000 años, eterna.

Mab