La profesión solemne de fray Juan David: “Mi sí definitivo, un signo de amor en una Tierra sacudida por el odio”

La profesión solemne de fray Juan David: “Mi sí definitivo, un signo de amor en una Tierra sacudida por el odio”

El sábado 7 de octubre, en la iglesia de San Salvador de Jerusalén, fray Juan David Rodríguez Barahona concluyó su camino de discernimiento con la profesión solemne y su adhesión definitiva a la Orden de los Frailes menores. Fue un día especial, en el que a la alegría por esta importante ocasión se unió la consternación, el miedo y la tristeza por los sangrientos acontecimientos que sacudieron la Tierra Santa desde primera hora de la mañana.

La celebración fue presidida por el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, en presencia de varios religiosos, religiosas y hermanos de la Custodia. «En una situación de guerra y de peligro como esta en la que repentinamente nos encontramos hoy – afirmó el Custodio fray Patton – precisamente la carta de San Pablo a los filipenses nos invita a una actitud de confianza que se transforma en oración, en súplica y en acción de gracias».

«Esta mañana estaba saliendo del Santo Sepulcro cuando empezaron a sonar las sirenas de alarma – recordó fray Juan David, de 33 años, originario de Bogotá (Colombia) –. Y pensé: este es el lugar del amor, el lugar exacto donde Dios hizo que su hijo resucitase a la vida eterna por puro amor hacia nosotros. Que mi consagración en esta Tierra Santa, desgraciadamente sacudida desde siempre por el odio, la violencia y el miedo, sea signo y testimonio del amor de Dios que nos pide amarnos los unos a los otros, y de la unión con Jesús, con ese Dios del amor que siempre está con nosotros».

La profesión solemne

Al pronunciar la fórmula de la profesión a manos del Custodio de Tierra Santa, fray Juan David prometió observar durante toda su vida los votos de pobreza, castidad y obediencia, y abrazar la regla de la Orden de los Frailes menores.

Después, se postró en el suelo mientras la comunidad invocaba la intercesión de los santos. En el rostro de sus familiares y amigos, procedentes de Colombia y Canadá, era evidente la emoción en los momentos más cruciales de la celebración, y una gran emoción invadió la iglesia en el momento en que fray Juan David abrazó a todos los frailes presentes, metáfora de la acogida dentro de la fraternidad.

Las palabras del Custodio

En su homilía, el Custodio de Tierra Santa quiso recordar el significado de los tres votos: «A través de la profesión de vivir el Evangelio en obediencia, sin nada propio y en castidad, el Señor te ofrece una ayuda concreta para conseguir dar fruto. El voto de obediencia sirve para ayudarte a sintonizar cada vez más con la voluntad de Dios expresada en su Palabra. El voto de vivir “sine proprio”, que quiere decir sin apropiarte de nada, sirve para hacer de ti una persona capaz de confiar en un Dios que es Padre y cuida de ti, y sirve para hacer de ti alguien capaz de compartir lo que eres y lo que tienes con quienes tienen menos. Y el voto de castidad sirve para enseñarte a amar de manera gratuita y sin dobles fines, hasta el punto – si es necesario – de entregar tu vida para que encuentre sentido y salvación la vida de las personas que te sean encomendadas» (aquí el texto completo de la homilía).

El agradecimiento de fray Juan David

Al final de la misa, fray Juan David quiso dar las gracias a la familia que siempre lo ha apoyado «y que me ha enseñado a seguir, honrar y amar a Jesús». y a todos los que han sido importantes en su camino de formación. «Hoy quisiera recordar las palabras del evangelio de Mateo: “A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos”. Un evangelio que habla de paz, de amor, de esperanza y de abandono confiado en Dios. Un evangelio que habla de darnos por completo como Jesús se entregó totalmente a nosotros, solo por amor. Hoy, más que nunca, nos es posible entender lo que significa perdonar a todos y esperar todo en Aquel que tiene el poder de crear de la nada las cosas que existen».

Silvia Giuliano