La Natividad de la Virgen María reúne a la comunidad católica tras la pausa estival | Custodia Terrae Sanctae

La Natividad de la Virgen María reúne a la comunidad católica tras la pausa estival

El lunes 8 de septiembre, la Custodia franciscana de Tierra Santa ha realizado la tradicional peregrinación en honor de la Natividad de la Bienaventurada Virgen María.
Escoltada por los famosos kawas, un pequeña delegación de frailes del convento de San Salvador ha partido en procesión hacia la iglesia de Santa Ana, junto a la Puerta de San Esteban, donde la tradición sitúa el lugar del nacimiento de la Virgen María. Allí, han sido recibidos calurosamente por el P. Dominique Arnauld, padre blanco y rector del santuario. Desde 1877 los padres blancos tienen la custodia de este santo lugar. Pero le corresponde a la Custodia de Tierra Santa presidir esta misa, porque los franciscanos, desde el siglo XV, tienen el derecho de celebrar la misa el 8 de septiembre, para la Natividad, y el 8 de diciembre, por la Inmaculada Concepción. Entre los siglos XII y XIX el santuario fue una escuela coránica.
Perpetuando la tradición, una asamblea numerosa se ha reunido este año en torno a los franciscanos y a los padres blancos. Las Iglesias católicas orientales también han estado representadas con la presencia de Mons. Joseph-Jules Zerey, vicario episcopal greco-católico, y Mons. Pierre Melki, vicario episcopal siríaco católico.
El P. Stéphane Milovitch, superior del convento de San Salvador, ha recordado en su homilía los trágicos acontecimientos de este verano, recordando las atrocidades cometidas contra los cristianos en Irak por «grupúsculos crueles». Ha recordado después también el sufrimiento soportado por la población de Gaza en el curso de la guerra entre Israel y Hamás, este verano. Citando tanto al papa Francisco como a Juan Pablo II (en sus mensajes con ocasión de la guerra del Golfo), ha concluido pidiendo que «la fiesta de la Natividad de la Virgen María aporte un extra a la paz».
Como todos los años, esta misa ha sido la primera de una treintena de «misas consulares». Desde 1843, de hecho, el cónsul general de Francia en Jerusalén asiste, en el transcurso del año, a diversas misas en recuerdo de la alianza estipulada entre Francisco I y Suleymán. Estas misas siguen un protocolo especial en el que el diplomático es honrado de modo especial (acogida solemne al inicio de la celebración, incensación, puesto de honor en la primera fila, etc.). Su Excia. Hervé Magro, nombre recientemente en este cargo, ha perpetuado así la tradición. Una particularidad de este año ha sido la presencia en la celebración de los cónsules generales de Bélgica y España.
Esta misa, la primera tras la pausa estival, ha servido de ocasión para la comunidad cristiana local para volverse a encontrar y retomar el ritmo de las liturgias en los santos lugares. Recordamos que la próxima peregrinación tendrá lugar el 14 de septiembre, al Santo Sepulcro, para celebrar la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz.

N.K.