La jornada del 24 de diciembre 2007 en Belén | Custodia Terrae Sanctae

La jornada del 24 de diciembre 2007 en Belén

No han sonado aún las nueve de la mañana cuando la ciudad comienza a animarse al sonido de la música de las fanfarrias de los “boys scouts”. Manda la tradición que sean ellas las que abran el cortejo de vehículos que precederá al del Patriarca, Mons. Michel Sabah, durante su entrada solemne prevista para la una y media del mediodía. Todos los scouts están presentes; no solamente los scouts católicos de Belén y sus colegas de Jerusalén que se les han agregado, sino que también están presentes los scouts ortodoxos griegos, sirios, coptos, armenios de las poblaciones de Belén, Beit Sahour y Beit Jala.

Cinco veces al año [1] ofrecen este espectáculo a los ciudadanos que agradecen poder salir así del anquilosamiento al que, desde hace años, los tiene sometidos la situación política. A las 10,30, cuando el desfile suena de pleno, la plaza del Pesebre se inunda de gente que se aprieta contra las vallas de protección. Los musulmanes de la ciudad no son los que menos aprecian el espectáculo. Se sabe que vendrá mucha gente para la Navidad y toda la población de acude.

Los peregrinos y turistas, como en racimos, intentan desde la mañana entrar en la Basílica de la Natividad, de la que, a ratos, salen para ver pasar el desfile y hacer la foto que engrosará su álbum. Un peregrino alemán está totalmente emocionado; ha hecho más de 5.000 kilómetros en bicicleta para estar presente el día de Navidad.
Los hermanos franciscanos se multiplican: unos para ultimar los preparativos, otros para atender a los periodistas que quieren redondear los temas cuya difusión está prevista a mitad de la jornada. El padre Ibrahim Faltas está muy solicitado por las cadenas de televisión locales. También Al Jazeerha, la famosa cadena qatarí extendida por todo el mundo árabe [2], se ha hecho presente. No hace falta decir que cada palabra es valiosa.

Una gran jornada para muchos gremios delante de la Basílica: no solamente para los periodistas, también, para los vendedores ambulantes y los guías palestinos.
Los policías, inhabitualmente numerosos, se esfuerzan por mantener a raya a los jovenzuelos que, aprovechando la aglomeración de turistas, tratan de dar algún tirón.
Hacia el mediodía la caravana de vehículos se pone en movimiento para llegar a Mar Elías, el monasterio griego ortodoxo, que marca, tradicionalmente la entrada en la aglomeración ciudadana de Beit Sahour, Beit Jala, Belén. En todas estas entradas solemnes los vehículos palestinos [3] tienen el derecho de salir por la antigua vía principal, que pasa delante de la tumba de Raquel. El paso se realiza sin problemas; los soldados israelitas verifican que todo vehículo tiene su autorización.

En Mar Elías, la espera del Patriarca disfruta de un sol brillante y cálido. El ambiente es distendido; el nuevo jefe militar del distrito de Gush Etzion, del que depende este sector, es druso. Habla correctamente el árabe y, con un amplia sonrisa, abraza al Patriarca que sale de su vehículo. En este lugar, ante el monasterio, el Patriarca recibe el saludo de todos los cristianos presentes y atiende a los periodistas. Incluso Tsahal, el ejército israelí, ha enviado sus reporteros. Para los soldados israelitas es una fiesta observar lo que para ellos no es más que un folklore, del que nada entienden. Y todo ello, delante de palestinos a los que contemplan totalmente inofensivos. Navidad les dejará, al menos, una impresión de paz.

El cortejo no puede continuar: “Hay muchos vehículos”, dice el hermano Ibrahim. Ciertamente, en Belén se produce un embotellamiento que ralentiza todo y a todos. Al llegar a la Natividad, el retraso será, casi, de hora y media.
El padre Jerzy Kraj recibe, por primera vez como Guardián de Santa Catalina, al Patriarca ante la “puerta de la humildad” que da entrada a la Basílica de la Natividad. Atravesado el nártex, en la parte inferior de la nave, el Patriarca saludó a los representantes ortodoxos y se dirigió al claustro para, a través de él, entrar en la iglesia de Santa Catalina. La oración, que comenzó en el atrio de la basílica con el Benedictus y el Te Deum, continuó con las primeras vísperas de la festividad, seguidas de la procesión a la Gruta de la Natividad. Una inmensa multitud se unió a los ranciscanos y a los seminaristas del patriarcado.

Con la oración, comienza la rememoración del misterio de la Navidad.
Nos esperan aún algunas horas hasta la Misa de medianoche. Son las 17 y cae ya la noche. Continúa la gran afluencia de peregrinos, que doblan en cantidad a los del año pasado en el que se calcularon entre 20 y 30.000.
No se había visto cosa igual desde la intifada del 2000. Los periodistas especulan sobre las esperanzas de paz. Justamente, una mujer palestina, habitante de Belén, me dice: “Nos gustaría un poco menos de ilusiones y de periodistas y algo que resulte más concreto”. Estamos en Navidad y…¿si permitiésemos al Príncipe de la Paz actuar plenamente?

Mab

[1] Las otras ocasiones son las dos entradas del Custodio, por Santa Catalina y la Epifanía y las entradas de los patriarcas ortodoxos en la Navidad del 6 de enero y la de los armenios el 18 de enero.

[2] Se calcula que la cadena Al Jazeera en lengua árabe cuenta, en la actualidad, con unos 35 a 40 millones de telespectadores diariamente.

[3] Los vehículos palestinos son fácilmente reconocibles por sus placas blancas de matrícula escrita en verde.