La gran Marcha de Jerusalén | Custodia Terrae Sanctae

La gran Marcha de Jerusalén

Entre las muchas tradiciones de Jerusalén hay una de ellas que resulta una grata sorpresa para todos aquellos que tienen el privilegio de vivir la Semana Santa en esta tierra. Es el gran la Parada Scout de la Ciudad Santa.

Como cada año, los scouts de la parroquia franciscana de San Salvador, en el corazón de la Ciudad Vieja de Jerusalén, se preparan con gran esmero para este evento del cual son los absolutos protagonistas. Durante todo el año, este grupo de jóvenes, cerca de 400 entre niños y jóvenes de ambos sexos, además de sus actividades, tales como la organización de campamentos para fin de semana, excursiones fuera de Jerusalén, ayuda en las tareas domesticas a los ancianos que viven solos, reuniones para la lectura de la Biblia aplicando la Palabra de Dios a sus diversas experiencias de vida y los cursillos de formación scouts. Además de todo esto, forman la gran Banda de Gaitas y Tambores de Tierra Santa.

Quizás suene extraño, ¿gaitas en Tierra Santa?; pero así es. El grupo scout se creó en 1928, en pleno dominio británico, de ahí che unos chiquillos, quizás ayudados por algún fraile inglés y algún soldado escocés, aprendiesen a tocar la gaita. Desde entonces el arte se ha trasmitido de generación en generación, de scout a scout, aprendiendo unos de otros, de oído, sin ningún tipo de partitura.
Desde Jerusalén el arte se extendió, siendo además típico en las parroquias franciscanas de Nazaret, Belén y Jericó, además de otros grupos más pequeños de otras confesiones cristianas.

Cada año realizan dos grandes paradas; la primera en Belén, para acompañar a los diversos Patriarcas o el Custodio en su ingreso en la Basílica de la Natividad. La segunda es durante el Domingo de Ramos. Este día, tal y como han hecho hoy, guían el gran cortejo desde Betfagé hasta Jerusalén, organizando la gran procesión que forma una multitud increíble de personas, cristianos locales y peregrinos de todo el mundo, una procesión que cierra con los seminaristas del Patriarcado y los frailes franciscanos, que acompañan a las Autoridades religiosas.

Llegados a la Basílica de Santa Ana, intramuros, esperan la bendición patriarcal y acto seguido desfilan hondeando al viento las insignias de los diferentes grupos, sonando las gaitas, cornetas y los diferentes tipos de tambores, timbales y bombos.
Como cada año el desfile lo abre el grupo de Scouts de Jerusalén, guiados por Jack Rofa, el “Qa’id”, líder scout, su segundo, George Nasrawy y los demás responsables, Jack, Elias, Ramy, Banayot, Shawkat, Musa, Maurice, Ra’ed y las chicas, Mishlin, Anna, Natalie y Georgina. El cortejo lo encabeza el párroco de San Salvador, fray Ibrahim Faltas ofm. Juntos recorremos la avenida principal que rodea las murallas de la ciudad, desde la Puerta de San Esteban, dejando atrás las de Herodes y la de Damasco, hasta llegar a la Puerta Nueva, atravesándola para entrar en el convento de San Salvador.

Este año, la invitación del grupo de Jerusalén a otros scouts, permitió que se reuniesen alrededor de 1300 jóvenes, pertenecientes a los grupos scouts de Beit Yala, Beit Sahur, Belén, Jericó, Ramallah y Abud. Un mosaico de banderas, trajes, insignias de los diversos grupos, contándose entre ellos scouts católicos, greco-ortodoxos, armenios ortodoxos, melquitas, coptos… de todas las parroquias de la Judea.
1300 jóvenes unidos bajo el sonido ensordecedor de los tambores, arrancando mil y una melodías diferentes de sus gaitas y cornetas.

Chicos y chicas que al unísono se ponen en marcha recordando la algarabía con la que hace más de dos mil años otros jerosolimitanos como ellos levantaron ante la llegada del Mesías, el Esperado de Israel.
El gran desfile terminó sin incidentes, algún que otro petardo arrojado por jóvenes de Jerusalén este, pero el efectivo despliegue policial garantizó el buen desarrollo de la Marcha; la policía además de efectiva se mostró en todo momento atenta y cordial hacia participantes y espectadores. Un sincero gracias por el buen trabajo.

Una vez en el San Salvador todos los grupos se congregaron en uno de los claustros donde compartieron dulces y se despidieron tras un poco de fiesta. El grupo de Tierra Santa de Jerusalén y el de Belén desfilaron juntos por todo el Barrio Cristiano hasta ya entrada la noche. Fue una jornada de alegría para todos aquellos que celebramos en Domingo de Ramos aquí, en Jerusalén. Antaño se unían a los scouts palestinos los de Jordania, Siria, Líbano y Egipto, hoy por hoy esto es imposible, pero si hay algo que nos enseña la procesión de Ramos es que todo llega, no importa cuanto tarde, todo llega. Hoy nosotros os queremos decir que Jerusalén se mueve, vive, inmersa en la fe y la espera confiada en que la paz llegará, la verdadera paz… la Paz de Cristo. Este año se cumplen cien de la fundación del movimiento scout, así es que tendremos ocasión de seguir conociendo este singular grupo de la parroquia a medida que se vayan desarrollando los diferentes actos conmemorativos.

Felices Pascuas.

AC