Por primera vez en, por lo menos, treinta año, los frailes franciscanos del convento de Tierra Santa en Beirut, junto a los hermanos de Lasalle y la parroquia de San Marón, invitaron ayer a la comunidad cristiana local a una celebración en común de la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
En Guemaize, en el corazón de la ciudad de Beirut, alrededor de 500 fieles y alumnos se han reunido para participar en una procesión eucarística por las calles del barrio, a pesar de la situación un tanto tensa del país.
La procesión partió del convento de los franciscanos para llegar, con cuatro estaciones de oración y bendiciones, a la iglesia parroquial maronita, donde la celebración concluyó con la bendición solemne.
Un participante en la procesión, residente en el barrio, subrayó la importancia del mismo, situado a lo largo de la antigua carretera que, desde hace más de 3.000 años, une la ciudad de Beirut con la de Biblos.
En estos últimos años Guemaize, el barrio donde residen los cristianos, se ha transformado poco a poco en una zona de trepidante vida nocturna, se queja la comunidad cristiana. «Las calles no deben servir solo para las diversiones o las manifestaciones políticas, sino también para testimoniar nuestra presencia cristiana en el corazón de esta ciudad», ha declarado el padre Taufik Bu Merhi, superior del convento de Tierra Santa en Guemaize. Ha destacado que los habitantes son especialmente aficionados a este tipo de procesiones. «Las personas que trabajan en los restaurantes y los bares han dejado su trabajo, no solo para ver la procesión sino para rezar y recibir la bendición», dice el padre Taufik, esperando que el Líbano vuelva de alguna manera a tal religiosidad.
« Guemaize no está solo para trasnochar, sino también para rezar», es lo que se puede leer en un cartel en forma de corazón, llevado por los estudiantes más jóvenes del colegio. La procesión de la fiesta del Cuerpo de Cristo ha sido un buen ejemplo de ello.
Andrea Krogmann
---
La presencia de la Custodia de Tierra Santa en el Líbano está hoy asegurada por dos conventos, uno en Beirut y otro en Harisa, donde seis frailes (tres y tres) se encargan del servicio espiritual, perpetuando la obra de la Custodia en Beirut, Harisa, Trípoli, Tiro y Deir Mimas.
En Guemaize, en el corazón de la ciudad de Beirut, alrededor de 500 fieles y alumnos se han reunido para participar en una procesión eucarística por las calles del barrio, a pesar de la situación un tanto tensa del país.
La procesión partió del convento de los franciscanos para llegar, con cuatro estaciones de oración y bendiciones, a la iglesia parroquial maronita, donde la celebración concluyó con la bendición solemne.
Un participante en la procesión, residente en el barrio, subrayó la importancia del mismo, situado a lo largo de la antigua carretera que, desde hace más de 3.000 años, une la ciudad de Beirut con la de Biblos.
En estos últimos años Guemaize, el barrio donde residen los cristianos, se ha transformado poco a poco en una zona de trepidante vida nocturna, se queja la comunidad cristiana. «Las calles no deben servir solo para las diversiones o las manifestaciones políticas, sino también para testimoniar nuestra presencia cristiana en el corazón de esta ciudad», ha declarado el padre Taufik Bu Merhi, superior del convento de Tierra Santa en Guemaize. Ha destacado que los habitantes son especialmente aficionados a este tipo de procesiones. «Las personas que trabajan en los restaurantes y los bares han dejado su trabajo, no solo para ver la procesión sino para rezar y recibir la bendición», dice el padre Taufik, esperando que el Líbano vuelva de alguna manera a tal religiosidad.
« Guemaize no está solo para trasnochar, sino también para rezar», es lo que se puede leer en un cartel en forma de corazón, llevado por los estudiantes más jóvenes del colegio. La procesión de la fiesta del Cuerpo de Cristo ha sido un buen ejemplo de ello.
Andrea Krogmann
---
La presencia de la Custodia de Tierra Santa en el Líbano está hoy asegurada por dos conventos, uno en Beirut y otro en Harisa, donde seis frailes (tres y tres) se encargan del servicio espiritual, perpetuando la obra de la Custodia en Beirut, Harisa, Trípoli, Tiro y Deir Mimas.