La fiesta de san Francisco: Epifanía de Cristo | Custodia Terrae Sanctae

La fiesta de san Francisco: Epifanía de Cristo

Domingo 3 y lunes 4 de octubre. La fiesta de san Francisco, fundador de la Orden de los Hermanos Menores, ha sido especialmente solemne en el convento de San Salvador de Jerusalén.

De hecho, el domingo, con la misa dominical, la comunidad franciscana presente ha comenzado la celebración homenajeando a los frailes que en este año cumplen un número significativo de años de vida religiosa. El Custodio, fray Pierbattista Pizzaballa, era el más “joven” de los homenajeados con sus 25 años de vida religiosa mientras que dos frailes celebraban los 75 años, uno los 70, otro los 65 y otros dos los 50 años de servicio a Cristo siguiendo el ejemplo de san Francisco.

Como ha indicado fray Artemio Vítores en su homilía, este número puede parecer increíble a los más jóvenes, apenas entrados en la Orden, pero estos años de seguimiento de Cristo son el signo de su fidelidad y de los dones que Él ha concedido a estos frailes para que le pudieran seguir, especialmente a uno de ellos –a quien se ha homenajeado de forma especial- por ser franciscano de la Custodia de Tierra Santa. Y el camino aún no ha terminado. “No tengáis miedo sino fe para seguir manifestando a Cristo, para que quien os encuentre pueda ver en vosotros el amor de Dios”.

En torno a este mensaje se reunieron los frailes la tarde anterior, para la celebración de las primeras vísperas de la solemnidad de san Francisco, presididas por fray Pierbattista Pizzaballa, y a los que se les unieron, como manda la tradición, todos los seminaristas de todos los seminarios de Jerusalén: el Patriarcado, los Padres Blancos, los Salesianos, los padres de Betharram y, obviamente, el seminario franciscano.

En las vísperas, que conmemoran la muerte del Poverello de Asís, el Custodio ha leído una meditación sobre la pobreza y la desnudez de san Francisco.

“Llamado por Cristo a convertirse en Hijo del Padre, a poner en práctica un nuevo diseño divino, Francisco no podía no desnudarse para comenzar una nueva vida. Eligió, desde aquel momento, revestirse sólo de Cristo. Así, Francisco se quedó desnudo, porque delante del Señor nosotros estamos desnudos. Francisco se quedó desnudo porque se despojó de sí mismo. Francisco se quedó desnudo porque no había vergüenza en él, fue perdonado, liberado del miedo, incluso a la muerte, que es incluso un nuevo nacimiento, una nueva desnudez.

Exhibirse desnudo quiere decir exponerse al riesgo de ser herido. Como Cristo, Francisco ha reparado y ha sanado, como Cristo entró en el tiempo pascual, que no consiste más en sanar sino en dejarse herir y renunciar a la posibilidad de defenderse… Quizá éste sea el modo de sanar y reconstruir: dejarse herir.

Esto es lo que se nos invita a contemplar, este cuerpo desnudo y herido. Y estamos invitados a ver en él una maravilla de Dios, porque él es un reflejo de Dios mismo”.

A la profundidad y exigencias de esta meditación ha seguido la alegría de ver a los profesos temporales renovar sus votos. Luego ha llegado el momento solemne en el que se ha recordado la muerte de san Francisco, antes de entonar su Cántico de las Criaturas.
Al finalizar las vísperas toda la asamblea se ha trasladado al patio de la Curia para compartir un buffet y unirse a la alegría y el gozo de los seminaristas.

El lunes 4 de octubre la misa festiva se ha revestido de un carácter más solemne, pero no por ello menos alegre, en presencia de Mons. Shomali, obispo auxiliar, de los cónsules generales de Jerusalén y de sus representantes y de una asamblea numerosa de sacerdotes y fieles. Según la tradición, es un sacerdote dominico, el padre Guy Tardivy, superior del convento de San Esteban, a quien corresponde el honor de predicar la homilía. Tras haber hablado del posible encuentro de san Francisco con santo Domingo, el padre Tardivy ha lanzado esta invitación: “Que nuestro estilo de vida, como discípulos de san Francisco y santo Domingo, anime a los cristianos y a las comunidades de Tierra Santa, de nuestra diócesis de Tierra Santa, a renovarse con la Palabra de Dios y en el seguimiento de Cristo, y será entonces cuando un mundo de justicia y de paz podrá vislumbrarse en el horizonte. Esto es de una urgente actualidad para nosotros hoy. Amén”.

En efecto, dentro de pocos días dará inicio la Asamblea Extraordinaria de los Obispos sobre la cuestión del Oriente Medio.

Mientras tanto, la fiesta prosiguió con un refresco en la Curia, seguida del almuerzo, al que los frailes invitaron a numerosos religiosos.
La fiesta ha llegado a su fin por la tarde, con el oficio de las segundas vísperas presididas por el vicario custodial, fray Artemio Vítores, esta vez en la intimidad de la comunidad franciscana de San Salvador. Pero, aunque ya ha concluido, la alegría de la fiesta habrá significado, para muchos frailes y también para muchos fieles, renovarse a sí mismos en el seguimiento de Cristo según el ejemplo de aquel que fue la epifanía, la manifestación permanente: Francisco de Asís.

Mab