La fiesta de nuestra Señora de Guadalupe en Jerusalén | Custodia Terrae Sanctae

La fiesta de nuestra Señora de Guadalupe en Jerusalén

Solo han pasado algunos días de la solemnidad de María Inmaculada, pero la Ciudad Santa está todavía en fiesta por la Madre del Redentor, esta oportunidad se nos dio por el día en que se recuerda la aparición milagrosa de la Virgen en México al indito Juan Diego.

Según el relato tradicional, María se apareció varias veces entre el 9 y el 12 de diciembre 1531 a Juan Diego Cuauhtlatoatzin, un azteca convertido al cristianismo, sobre colina del Tepeyac al norte de la Ciudad de México. El nombre Guadalupe habría sido dictado por María misma a Juan Diego: algunos supusieron que era la traducción en español de la expresión azteca Coatlaxopeuh, "la que aplasta la serpiente" (véase. Génesis 3,14-15). La Virgen de Guadalupe es venerada por los católicos como Reina del continente americano y de Filipinas y su fiesta se celebra el 12 de diciembre, día de la última aparición. La historia de estas apariciones de María de Guadalupe a Juan Diego es muy dulce y el milagro de la impresión de su imagen sobre un humildísimo y crudo lienzo está llena de misterios que no dejan de sorprender a los hombres de cada generación. El descubrimiento más impactante al respecto es el que fue hecho con la ayuda de sofisticados equipos electrónicos, por una comisión de científicos, que ha puesto de manifiesto la presencia de un grupo de 13 personas reflejadas en los ojos de la Santísima Virgen: afirmando que serían el mismo Juan Diego, con el obispo y otros desconocidos personajes, presentes ese día al celeste acontecimiento en casa del obispo. Un aspecto desconcertante para los estudiosos, un fenómeno científicamente inexplicable, que revela el origen milagroso de la imagen y comunicará al mundo entero un gran mensaje de esperanza.

En Jerusalén son muchos los habitantes del continente americano y procedentes de las Filipinas, laicos, religiosos y religiosas, y por eso la fiesta de hoy ha tenido un sabor realmente internacional. La iglesia de S. Salvador ha cambiado aspecto, decorada con flores de distintos colores guirnaldas de pino han adornado las columnas de la nave principal y una decoración de estilo latinoamericano al lado del presbiterio se ha convertido en el Tepeyac, donde se encontraban las estatuas de la Virgen de Guadalupe y san Juan Diego, rodeados de una gran cantidad de rosas que recordaban el milagro gudalalupano. La Santa Misa fue presidida por Su Beatitud el patriarca latino de Jerusalén Fouad Twal y concelebrada por numerosos sacerdotes y la participación del pueblo en fiesta por su Madre Celestial. La Solemnidad ha asumido desde hace ya algunos años una connotación internacional, como lo es la Iglesia latina de Jerusalén; los jóvenes franciscanos de San Salvador fueron los principales organizadores de la jornada que comenzó con varias semanas de preparativos, una noche de oración por la paz ante el Santísimo y que terminó con las tradicionales “Mañanitas” fiesta a la que ha seguido la celebración eucarística y la procesión con la imagen de Nuestra Señora, La Morenita. Canciones alegres, música y ritmos latinos y hasta un bailable mexicano, cada cosa para agradecer al Señor el gran regalo de la fe, la esperanza y de su criatura más maravillosa: María, nuestra Señora de Guadalupe, que apareció a Juan Diego en pie, vestida de sol, y que no sólo le anuncia que es nuestra madre espiritual, si no que lo invita - como invita a cada uno de nosotros - a abrir nuestro corazón a la obra de Cristo que nos ama y nos salva. Como a Juan Diego a cada uno de sus hijos e hijas dice aún hoy: "No temas, no estoy aquí yo, que soy tu madre?".