La familia sudamericana se reúne en San Salvador | Custodia Terrae Sanctae

La familia sudamericana se reúne en San Salvador

Mientras que los medios de comunicación mundiales fijan su atención en la situación de Oriente Medio, los franciscanos de la Custodia han querido recordar a las víctimas de los dos terremotos que sacudieron Chile y Haití.

La misa dominical del 21 de marzo estuvo presidida por fray Sergio Olmedo, de nacionaliad chilena, asistido por fray Raúl Fernando Dinamarca, también chileno, en presencia de una asamblea a la que se habían unido numerosos sudamericanos. Fray Sergio, que reside en el convento de San Juan del desierto en Ain Karem, es el consejero espiritual de los diplomáticos de lengua española. Es él quien tuvo la iniciativa de esta celebración a la que también fueron invitados los fieles de San Juan del desierto y los benefactores del convento. Fray Sergio estuvo apoyado en su iniciativa por el vicario de la Custodia, fray Artemio Vítores, y la celebración se desarrolló en San Salvador, Jerusalén, acogida por el guardián, el padre Antonio Szlachta.

En las primeras filas de la iglesia se podía apreciar la presencia del embajador de Chile en Israel, señora Irene Broffman; el embajador representante de Chile ante la Autoridad Palestina, señor José Miguel de la Cruz; los embajadores representantes de Argentina y Brasil ante la Autoridad Palestina; los embajadores de Ecuador y Perú en Israel; el cónsul de Chile, sr. Francisco Carvajal y el ministro consejero de Chile, sr. José Ossa; el Cónsul General de España y los agregados militares de Argentina, México y Chile.

En su homilía, fray Sergio recordó la importancia de la naturaleza en la espiritualidad de san Francisco. “El evangelio del día nos presenta un Jesús misericordioso, que perdona pero que invita a no volver a pecar. Que este gesto de Jesús nos conduzca a una verdadera conversión del corazón. Estamos llamados a conservar nuestros corazones puros y a proteger aquello que Dios nos ha encargado administrar, es decir, la creación que es obra suya. El planeta sufre, la tierra sufre porque estamos enfermos, estamos infectados de un virus que ha dañado la cosa más preciosa que tenemos: este mundo que Dios ha creado.

Debemos cumplir el mensaje que Dios nos manda a través de estas calamidades y desastres. Es el momento de curar las heridas que se agravan día tras día a causa de nuestra indiferencia. Pidamos al Señor que perdone las penas que merecemos por nuestras culpas”.

Al finalizar la celebración, la familia sudamericana aprovechó la ocasión para volver a encontrarse e intercambiar noticias en el patio de San Salvador que en ese momento estaba inundado de sol.

Mab