La Custodia de fiesta: fray George Haddad, nuevo sacerdote

La Custodia de fiesta: fray George Haddad, nuevo sacerdote

Fr, George Haddad during his Priestly Ordination
Fr, George Haddad during his Priestly Ordination

El viernes 28 de abril, en la iglesia de Nuestra Señora de la Visitación en Zababdeh (Jenin), se celebró la ordenacion presbiteral de fray George Haddad, presidida por S.E. monseñor Youssef Matta, arzobispo de San Juan de Acre, Haifa, Nazaret y toda Galilea para los católicos greco-melquitas, según la liturgia católica greco-melquita.

En la celebración también estuvieron presentes S.E. Monseñor Ephrem Semaan, Obispo sirio católico de Jerusalén, Monseñor Giacinto-Boulos Marcuzzo, Obispo auxiliar emérito de Jerusalén, el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, el vicario de Tierra Santa, fray Ibrahim Faltas, un nutrido grupo de franciscanos y numerosos fieles y familiares del nuevo presbítero, que llegaron a Zababdeh para este importante evento en Cisjordania.

Fray George es originario de la ciudad de Jenin, una ciudad del norte de Galilea: sin embargo, la celebración tuvo lugar en el pueblo de Zababdeh, en el que aun hay una comunidad viva de cristianos, gracias a la presencia de la parroquia y la escuela, construida por el Patriarcado Latino de Jerusalén en 1883 donde, entre otras cosas, fray George pasó sus años escolares.

La greco-melquita, a la que pertenece la familia de fray George, es una Iglesia católica de rito bizantino, por tanto unida a la Iglesia de Roma, pero con derecho canónico propio y liturgia oriental: considerada heredera del cristianismo sirio y muy extendida en las localidades de la zona norte de Galilea, su componente lingüístico permite a esta definición cristiana diferenciarse de los demás cristianos de  Oriente, ya que el árabe es su lengua oficial junto al griego.

La solemne celebración de rito greco-melquita fue rica en símbolos y cantos, que acompañaron y marcaron las diferentes partes de la liturgia.

La emoción de fray George era palpable, sobre todo en el momento central de la celebración, es decir, durante su ordenación presbiteral: después de dar tres vueltas alrededor del altar, fray George se arrodilló ante el arzobispo apoyando la cabeza sobre el altar, en torno al cual se habían dispuesto los concelebrantes. Monseñor Matta le puso sobre la cabeza la estola sacerdotal y la cruz de oro, mientras pronunciaba la oración de consagración. Después, fray George se quitó las vestiduras diaconales. El rito solemne concluyó con la vestición dividida en tres partes, cada una de ellas precedida por la palabra "¡Axios!" ("es digno"), repetida por todo el pueblo de Dios.

Fray George – visiblemente emocionado – quiso agradecer a sus padres, hermanos y a su familia "de adopción" durante sus estudios en Italia «porque a través de ejemplos de vida concretos y sencillos  me enseñaron que el Evangelio no es solo una palabra para escuchar sino un anuncio para vivirlo y dar testimonio en la vida cotidiana».«Gracias especialmente a los frailes de las comunidades de mis etapas precedentes, Belén, Montefalco, la Verna, Ein Karem y San Salvador – continuó fray George – que compartieron conmigo una parte de este recorrido, haciendo de nuestra vida el lugar privilegiado escogido por el Señor para revelar su amor y reconocer sus maravillas».

A continuación, el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, tomó la palabra para dar las gracias al arzobispo melquita y a todos los presentes. «Es una gran alegría haber participado en la ordenación sacerdotal de fray George, al que me gustaría dirigir las palabras que San Francisco dirige a los sacerdotes: "Cuando celebreis la Eucaristía no debéis preocuparos de nada más que de Su presencia y de lo que estáis celebrando". Debemos mirar siempre a la humildad de Dios e imitar la humildad de Jesús».

Como recuerdo de la ordenación, fray George Haddad escogió una imagen de la figura de San José, repartida a todos los fieles presentes al final de la celebración. «Qué San José me enseñe el valor de la paternidad para ser guardián de los dones que la Santísima Trinidad me ha concedido y me concederá».

Silvia Giuliano