La Custodia celebra a su santo protector | Custodia Terrae Sanctae

La Custodia celebra a su santo protector

En el año litúrgicos, dos son los santos franciscanos honrados especialmente por los frailes menores de la Custodia. El primero, evidentemente, es san Francisco de Asís, fundador de la Orden, que se celebra el 4 de octubre; el segundo es san Antonio de Padua, a otra gran figura franciscana, muerto algunos años después del tránsito de san Francisco.

En Tierra Santa, san Antonio no es solo celebrado por su pertenencia a la Orden de los hermanos menores. Desde inicios del siglo XX es oficialmente el santo protector de la Custodia. Es por tanto la ocasión para los franciscanos de Jerusalén de celebrar con gran pompa a aquel que vela por ellos.

El viernes por la tarde, las vísperas presididas por el custodio reunieron a numerosos frailes. Ornamentos suntuosos, un cruz procesional regalada por los Luis XIV, candeleros imponentes e incluso el majestuoso canto del órgano... la Custodia sabe cómo hacer cuando se trata de rendir honor a Dios.

En su homilía, el custodio ha recordado la vida heroica de san Antonio, desde su salida de la Orden de los agustinos hasta su muerte en Padua, con numerosos milagros realizados durante su vida. En esta ocasión, el padre Pizzaballa ha recordado la misión de todo cristiano: progresar en la vida de santidad.

Al finalizar este oficio solemne, tras la renovación de la profesión religiosa por fray Marlon Méndez, todos han venerado la reliquia del santo y han recibido de manos del custodio el «pan de San Antonio».

Han sido muchos los frailes de la Custodia que han acudido, incluso desde lejos, conscientes de la solemnidad de la fiesta y también de la ocasión de escuchar del padre custodio y del padre Frédéric Manns, recién llegados del Capítulo de la Orden, su apasionante relato de las noticias sobre la vitalidad de la Orden, las indicaciones de las nuevas orientaciones adoptadas y los desafíos a afrontar. El padre Manns ha sabido presentar lo esencial de este capítulo que ha durado un mes; un Capítulo general en el que la Custodia no estaba ausente, porque la Orden sigue considerando el proyecto misionero de la Custodia como el más importante de la Orden, a pesar de todo el trabajo que desarrollan los frailes en otras regiones del mundo.
Al día siguiente, numerosos parroquianos se han unido a los frailes en la misa solemne. En esta ocasión, como exige la tradición, estaban también presentes los cónsules generales de las naciones «latinas» -Bélgica, España, Francia e Italia-. Estaban también presentes los representantes del Patriarcado latino, con Mons. Bathish -vicario general emérito-, y de las comunidades ortodoxas.

En el transcurso de su homilía, comentando el Evangelio de Marcos -«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación»- el custodio ha invitado a todos los fieles a ser, siguiendo el ejemplo de san Antonio, verdaderos misioneros, llevar el mensaje del Evangelio a todos los hombres, como hizo el santo franciscano, que fue a anunciarlo por distintos países.
El padre Pizzaballa ha recordado también que la fe en Cristo debe darnos la certeza de que ni la muerte, ni el sufrimiento, ni la persecución prevalecerán: el Señor ha vencido una vez para siempre sobre la cruz. Un signo claro de esperanza para las comunidades cristianas de Oriente, perseguidas como nunca antes lo fueron.
Al finalizar la misa, la asamblea se ha unido a los frailes menores para renovar la oración de consagración de la Custodia a san Antonio. Una hermosa ocasión para dar gracias por el año que camina hacia su término.

Nicolas Kimmel