La Custodia celebra San José obrero en Belén | Custodia Terrae Sanctae

La Custodia celebra San José obrero en Belén

“Estamos en el año dedicado a San José y este primero de mayo, aquí en Belén, queremos fijarnos en él para que nos enseñe la espiritualidad del trabajo, como se la enseñó al Hijo de Dios encarnado”. Así lo expresaba fray Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa, en la homilía de la misa dedicada a San José que se celebró precisamente en la gruta dedicada a él en Belén.  En este año especial, convocado por el papa Francisco, la Custodia de Tierra Santa quiso dar una especial solemnidad a Nazaret en la fiesta anual de San José del 19 de marzo, y para ello organizó liturgias especiales, como la dedicada precisamente a San José Obrero.

El Custodio, en esta ocasión, recordó a todos los trabajadores de los que San José es modelo, patrón e intercesor, entre ellos los que han sido importantes en esta larga pandemia “que aún no se ha resuelto”.  Fray Francesco Patton subrayó luego dos características que distinguen al santo: “José está dotado de pragmatismo y, al mismo tiempo, es un hombre que sabe soñar”. El pragmatismo de José es sin duda fruto de su trabajo, que le permitió madurar la paciencia y la perseverancia. Por otro lado, saber soñar para José significa ser capaz de permanecer abierto al sentido profundo de la vida, al misterio de Dios.

“Entonces, ¿qué podemos aprender de San José el carpintero? – concluyó el Custodio –. En primer lugar, a no tener miedo cuando se presentan situaciones nuevas e imprevistas durante nuestra vida y también en nuestra vocación; luego, a dejarnos iluminar por la palabra de Dios que nos ayuda a comprender de manera más profunda lo que nuestra inteligencia humana correría el riesgo de catalogar solo como un problema a resolver; por último nos enseña a responder concretamente a las situaciones y también a las dificultades, afrontándolas una por una con confianza. (aquí la homilía completa)

En la celebración del primero de mayo participaron algunos frailes de la Custodia y religiosos locales, además de la fraternidad franciscana de la basílica de la Natividad y el guardián del convento franciscano, fray Enrique Segovia.

La particularidad de celebrar la fiesta de San José obrero en Tierra Santa fue poder rezar precisamente en uno de los lugares vinculados a la vida del santo.

La gruta de San José, donde se celebró la santa misa, se encuentra en Belén y a ella se puede acceder desde la gruta de la Natividad, gracias a un pequeño pasaje situado a la derecha del altar. Allí, a pocos pasos del lugar donde Jesús vio la luz, un ángel se apareció en sueños a José.

Así lo narra el evangelio de Mateo: “El ángel le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».  José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo»” (Cfr. Mt 2 13-15).

 

Beatrice Guarrera