El sábado 13 de septiembre, la numerosa comunidad india católica de Jerusalén se ha congregado para celebrar la Natividad de la Virgen María. Aunque el calendario litúrgico coloca la fiesta normalmente el 8 de septiembre, los indios de Jerusalén se han visto obligada a celebrarla el sábado siguiente, único día no laborable de la semana para esta comunidad en plena expansión.
La comunidad india, presente desde hace una década en Jerusalén, realiza con valor trabajos que con frecuencia son poco valorados y está obligada a seguir el ritmo de vida israelí. Así, no hay descanso dominical, sino una jornada de descanso total, el sábado (shabat).
Como todos los años, la fiesta mariana comenzó en la puerta de Damasco con una bendición de la imagen de la Virgen, adornada con flores para la ocasión. Los numerosos peregrinos partieron después en procesión tras la imagen de la Virgen al compás de cantos tradicionales indios. Llegados al convento de San Salvador, los fieles asistieron a la entrega de velas, donadas por el sacerdote a distintas personas especialmente implicadas en la vida de la comunidad. «Es una tradición en mi país; es un signo de honor y de agradecimiento», precisa fray Toy José ofm, capellán de la comunidad y que ha presidido la jornada.
La asamblea de fieles se preparó posteriormente para la misa, celebrada con una especial solemnidad. La iglesia de San Salvador estaba extrallena y muchos peregrinos tuvieron que permanecer en pie. La asamblea festiva rezó a la Virgen en una extraña mezcla donde los trajes tradicionales indios se unían a la arquitectura típicamente latina de la iglesia.
Al finalizar la misa, los sacerdotes han bendecido los frutos de la cosecha, en conformidad a la tradición de Mangalore, una diócesis al suroeste de la India. Esta comunidad tiene la peculiaridad de trabajar, en su mayoría, más allá de las fronteras de la India. A la salida, todos han compartido después un aperitivo. Por la tarde se ha celebrado una procesión similar por las calles de Jafa.
La comunidad india católica de Jerusalén, que cuenta con casi 4.000 fieles, está preparada para iniciar un nuevo año bajo la mirada de Nuestra Señora.
Una celebración similar ha tenido lugar el mismo día en el santuario de San Pedro de Jafa. Su proximidad a Tel Aviv ha permitido, como la iglesia parroquial de San Antonio, acoger a los trabajadores inmigrantes de esta región.
N.K.
La comunidad india, presente desde hace una década en Jerusalén, realiza con valor trabajos que con frecuencia son poco valorados y está obligada a seguir el ritmo de vida israelí. Así, no hay descanso dominical, sino una jornada de descanso total, el sábado (shabat).
Como todos los años, la fiesta mariana comenzó en la puerta de Damasco con una bendición de la imagen de la Virgen, adornada con flores para la ocasión. Los numerosos peregrinos partieron después en procesión tras la imagen de la Virgen al compás de cantos tradicionales indios. Llegados al convento de San Salvador, los fieles asistieron a la entrega de velas, donadas por el sacerdote a distintas personas especialmente implicadas en la vida de la comunidad. «Es una tradición en mi país; es un signo de honor y de agradecimiento», precisa fray Toy José ofm, capellán de la comunidad y que ha presidido la jornada.
La asamblea de fieles se preparó posteriormente para la misa, celebrada con una especial solemnidad. La iglesia de San Salvador estaba extrallena y muchos peregrinos tuvieron que permanecer en pie. La asamblea festiva rezó a la Virgen en una extraña mezcla donde los trajes tradicionales indios se unían a la arquitectura típicamente latina de la iglesia.
Al finalizar la misa, los sacerdotes han bendecido los frutos de la cosecha, en conformidad a la tradición de Mangalore, una diócesis al suroeste de la India. Esta comunidad tiene la peculiaridad de trabajar, en su mayoría, más allá de las fronteras de la India. A la salida, todos han compartido después un aperitivo. Por la tarde se ha celebrado una procesión similar por las calles de Jafa.
La comunidad india católica de Jerusalén, que cuenta con casi 4.000 fieles, está preparada para iniciar un nuevo año bajo la mirada de Nuestra Señora.
Una celebración similar ha tenido lugar el mismo día en el santuario de San Pedro de Jafa. Su proximidad a Tel Aviv ha permitido, como la iglesia parroquial de San Antonio, acoger a los trabajadores inmigrantes de esta región.
N.K.