La fiesta de la Asunción comenzó el 14 de agosto con la vigilia de oración en el jardín de Getsemaní, situado cerca de la tumba de la Virgen. La lectura de distintos pasajes de su vida permitió a los parroquianos, peregrinos y diversos religiosos oran en una atmósfera de recogimiento. Atravesando el jardín florido, los fieles llegaron a la basílica de la Agonía en procesión con antorchas, cantando himnos marianos. Tras la última oración, el custodio bendijo a la asamblea. La comunidad del convento de Getsemaní y su guardián, fray Benito Choque, dieron las gracias a todos los fieles por su presencia.
El día de la fiesta la basílica estaba llena. La misa se ha celebrado en árabe, italiano y latín por el custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa. En su homilía, fray Firás Hiyazin, párroco de la parroquia latina de Jerusalén, insistió en la naturaleza oficial del dogma de la Asunción que, proclamado por el papa Pío XII en 1950, es una verdad de la fe católica. Para todos, María es un ejemplo a seguir: aunque fue extraordinaria, su vida fue una vida humana de obediencia a la voluntad de Dios. «El mensaje de María es la esperanza. La esperanza de la vida tras la muerte de Cristo, que nos invita a no desesperar ante los sufrimientos y la guerra», ha subrayado después. Es además una invitación a todos a rezar por la paz en esta región y en el mundo.
Por la tarde las vísperas se han celebrado en la gruta, donde se recuerda el arresto de Jesús, en presencia del nuncio apostólico, Mons. Lazzarotto. Es el lugar más cercano a la Tumba de la Virgen en donde los franciscanos pueden celebrar. Guiados por el custodio, sacerdotes y fieles han marchado luego en procesión a rezar ante la tumba. Según el Statu Quo, este es el único día en el que la oración católica está oficialmente autorizada en la iglesia de la Asunción. El refresco ofrecido posteriormente en el jardín ha permitido a todos tomar nuevas fuerzas.
El día de la fiesta la basílica estaba llena. La misa se ha celebrado en árabe, italiano y latín por el custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa. En su homilía, fray Firás Hiyazin, párroco de la parroquia latina de Jerusalén, insistió en la naturaleza oficial del dogma de la Asunción que, proclamado por el papa Pío XII en 1950, es una verdad de la fe católica. Para todos, María es un ejemplo a seguir: aunque fue extraordinaria, su vida fue una vida humana de obediencia a la voluntad de Dios. «El mensaje de María es la esperanza. La esperanza de la vida tras la muerte de Cristo, que nos invita a no desesperar ante los sufrimientos y la guerra», ha subrayado después. Es además una invitación a todos a rezar por la paz en esta región y en el mundo.
Por la tarde las vísperas se han celebrado en la gruta, donde se recuerda el arresto de Jesús, en presencia del nuncio apostólico, Mons. Lazzarotto. Es el lugar más cercano a la Tumba de la Virgen en donde los franciscanos pueden celebrar. Guiados por el custodio, sacerdotes y fieles han marchado luego en procesión a rezar ante la tumba. Según el Statu Quo, este es el único día en el que la oración católica está oficialmente autorizada en la iglesia de la Asunción. El refresco ofrecido posteriormente en el jardín ha permitido a todos tomar nuevas fuerzas.