La Ascensión al Monte de los Olivos, una etapa de nuestra vida | Custodia Terrae Sanctae

La Ascensión al Monte de los Olivos, una etapa de nuestra vida

Jueves, 30 de abril 2008

Las fiestas de la Ascensión del Señor comenzaron el miércoles, en la intimidad con los fieles de Jerusalén que podían disfrutar de la tarde libre. Éstos se unieron a los franciscanos de la ciudad en el Monte de los Olivos, en el recinto de la Ascención, para el ingreso solemne al canto del Te Deum, seguido del canto de las primeras vísperas y de completas.

Como de costumbre, se montaron las tiendas: una hacía de sacristía, la otra de refectorio y las dos últimas de dormitorio. Durante toda la noche han acogido a los frailes y peregrinos que hacían de centinelas por la fiesta.

Para los peregrinos es un don poder estar aquí el mismo día de la fiesta. Gabriel ha llegado casi de casualidad, pero contento con su fortuna no da crédito a sus ojos. Durante toda la jornada, la ciudad de Jerusalén en su incesante oración le ha hablado de Cristo: “Es otro mundo, parece que participásemos en la vida de la ciudad y la oración de los primeros cristianos, en tiempo de Cristo. ¡Es extraordinario!”. En el Monte de los Olivos se une a la oración de todos.

Después de la liturgia de la vigilia, celebrada a las 23:00, se han sucedido sin interrupción las Misas en el edículo de la Ascensión. Cuando ha concluido la Misa en hebreo, presidida por fra Apolinar Szwed ofm, párroco de la parroquia de lengua hebrea, ha comenzado la Misa parroquial en árabe, celebrada por fra Ibrahim Faltas, párroco de la parroquia de lengua árabe. Durante la noche la Misa se ha celebrado en alemán, eslovaco, italiano, francés, árabe por los parroquianos de Nazaret, etc. La última Misa ha sido la Misa solemne de la Custodia.

En su homilía, fra Artemio Vítores, Vicario Custodial, ha presentado la Ascensión como la última etapa de la vida terrena de Jesús. Él, que había salido del Padre para venir al mundo. Él, el Verbo, la Verdad y la Vida, ha hecho de su vida también un Camino. Un Camino que nos invita a seguir. Pero si la Ascensión es para Jesús la última etapa de su vida, no es lo mismo para nosotros. “¿Por qué estáis mirando al cielo?” Si la Ascensión nos da la esperanza del Cielo, ella nos envía también en misión por el mundo para anunciar la Buena Nueva y hacer el bien.

Mientras la asamblea cantaba las palabras del Credo “y subió al Cielo”, empezó a sonar la sirena que anunciaba, en Israel, el tiempo de silencio en homenaje a los 6 millones de judíos que murieron durante la Shoah. En la oración universal fra Artemio ha retomado esta intención, a la que ha añadido la memoria de todos los muertos de todas las guerras y todos los fieles difuntos.

Al final de la Misa, mientras los franciscanos vuelven a sus obligaciones, los peregrinos se sucederán durante toda la jornada. También ellos mirarán al Cielo, para escuchar a los ángeles que les invitan a volver a sus países, cada uno a su lugar, donde deberán testimoniar lo que han visto y oído en Tierra Santa. Esta etapa misionera será la última de su peregrinación a Tierra Santa.

MAB