La artesanía de la madreperla tiene futuro en Belén | Custodia Terrae Sanctae

La artesanía de la madreperla tiene futuro en Belén

Del 3 al 30 de noviembre de 2008 cuatro artesanos de Belén han seguido un programa, de unas cien horas de duración, de formación permanente en artesanía de la madreperla. Se trataba de uno de los dos proyectos desarrollados por el padre Michele Piccirillo y por él iniciados en el año 2003.

En una de sus últimas obras, “La nueva Jerusalén. Artesanía palestina al servicio de los Santos Lugares”, el padre Picirillo presentaba, tras una larga y paciente investigación, un número considerable de obras de artesanía iniciadas por los frailes de la Custodia de Tierra Santa.

En esta obra también citaba íntegramente el artículo del padre Bellarmino Bagatti, publicado en 1942, titulado “La industria de la madreperla en Belén” (cfr. pág. 225 y ss.), recordando que la artesanía de la madreperla fue introducida a finales del siglo XVI, llegando a marginar a la de la madera de olivo, y que fue siempre apoyada por la Custodia de Tierra Santa.

En la línea de esta tradición franciscana ancestral, el padre Picirillo quiso que algunos de los artesanos belenitas pudieran incluso elevar su nivel de especialización. Y por eso mismo apeló al artesano italiano Salvatore Giannottu.

Éste expresaba así los objetivos de tal programa: “La intervención se ha desarrollado de una manera provechosa y seguramente ha producido un crecimiento profesional y un enriquecimiento cognoscitivo por parte de los alumnos. En esta fase formativa se han intentado sentar las bases para un salto cualitativo en la producción, trayendo a conocimiento de los encargados técnicas de elaboración desconocidas para ellos como la incisión a buril con posterior inserción de tinta china, técnica antigua y refinada transmitida a los artesanos locales por los frailes franciscanos hace varios siglos, pero hoy prácticamente desaparecida. Con esta técnica es posible dar profundidad y valor a todas las imágenes que se quieran representar con esta materia. Otra fase importante del curso formativo ha sido la de transmitir a los encargados locales una simplificación en los modelos, que de hecho están fuertemente condicionados por las producciones existentes, demasiado cargadas de simbologías y decoraciones de marcada matriz árabe.

Los alumnos se han ejercitado en el diseño geométrico para un conocimiento, al menos básico, de los elementos indispensables para el proyecto y realización de una manufactura. Otra cosa importante ha sido el análisis profundo de las herramientas de vanguardia con las que ha estado equipado el taller; herramientas que han sido diseñadas y construidas no sólo para facilitar y perfeccionar el trabajo desde un punto de vista estrictamente técnico, sino también respetando todas las normas vigentes en Europa en cuanto a la seguridad en el trabajo. De hecho, permiten trabajar con casi total ausencia de ruido y, sobre todo, las instalaciones de aspiración impiden que el operario aspire el polvo que se produce en gran cantidad en la elaboración de la madreperla.

Los resultados obtenidos al final de esta primera fase formativa son, sin duda, positivos también por el interés que han suscitado en los alumnos. No obstante, todo ha estado condicionado por la limitación de las máquinas que se han podido conseguir. De hecho el taller estaba dotado sólo de dos bancos con aspirador y dos micromotores, por lo que los alumnos han tenido que trabajar en turnos. Es de desear que esta iniciativa pueda continuar y que se pueda llegar a completar, para no perder el trabajo ya hecho. El proyecto prevé de hecho la adquisición de otros emplazamientos de trabajo y posteriores fases formativas que pueden desarrollarse sólo con la adquisición de una serie de máquinas y herramientas que permitan dar a conocer a los alumnos todas las técnicas de elaboración y las distintas fases que conforman un ciclo productivo completo.

Al final del proceso formativo, el objetivo es el de estimular y apoyar una eventual fórmula de asociación entre los alumnos que les permita inserirse en el mundo del trabajo, afianzarles en la gestión empresarial, el acceso a la concesión de créditos, y darles a conocer todos los instrumentos necesarios hoy en día para poder estar presentes en el mundo laboral. “La esperanza de todos los que nos estamos ocupando de este proyecto es que se encuentren los fondos necesarios para que llegue a conclusión una de tantas obras que el padre Michele Piccirillo había desarrollado siempre con empeño, pasión y terquedad, y no por interés personal, sino con el único objetivo de facilitar el conocimiento y el beneficio no sólo al a población de Tierra Santa, como buen franciscano, sino a todos aquellos que han podido conocerle y trabajar con él”.

El padre Custodio, fray Pierbattista Pizzaballa, entregándoles su certificado de participación, ha prometido además a los artesanos que la Custodia continuará apoyando este tipo de artesanía.

Los participantes han regalado al Custodio uno de sus trabajos, mientras que fray Carmelo Pappalardo, en representación del padre Piccirillo recientemente fallecido, les ha entregado el libro “La nueva Jerusalén”, en la versión bilingüe italiano-árabe. El Custodio también ha entregado un diploma de agradecimiento a todos los que han hecho posible este curso: en primer lugar a Salvatore Giannottu, el maestro italiano, y después a Lena Kharouf, representante del UNDP (el programa de las Naciones Unidas para el desarrollo), socio patrocinador del programa, así como también a Carla Benelli.

En la introducción a su libro, el padre Piccirillo terminaba con las siguientes palabras: “Deseamos que la publicación de estos trabajos que honran la artesanía palestina dé un nuevo impulso a un arte que creemos que adolece de la respuesta al turismo de masas y por la situación política de aislamiento y de pobreza que la población de Belén está viviendo desde hace muchos años a las puertas, desgraciadamente cerradas, de Jerusalén”.

La Custodia se hace garante del futuro de esta labor.

Mab