La alegría compartida: felicitaciones de Pascua de las comunidades cristianas de Jerusalén a los franciscanos de la Custodia | Custodia Terrae Sanctae

La alegría compartida: felicitaciones de Pascua de las comunidades cristianas de Jerusalén a los franciscanos de la Custodia

Jerusalén. 10 de abril de 2012

Como es costumbre con motivo de las fiestas de Pascua, los representantes de las distintas comunidades cristianas de Jerusalén se intercambian visitas recíprocamente para felicitarse, pasar unos momentos fraternos en estos días tan especiales y aprovechar la ocasión para vigorizar y fortalecer los lazos de amistad y simpatía. Por ello, el día 10 de abril han sido los frailes franciscanos de la Custodia los que han acogido a sus huéspedes en la Sala del Diván del convento de San Salvador para recibir las felicitaciones y el saludo cordial por la Pascua de resurrección del Señor celebrada hace unos días.

Según el detallado protocolo por el que se rigen estos actos, el custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, junto al vicario custodial, fray Artemio Vítores, al secretario general, fray Silvio de la Fuente, y algunos frailes de la comunidad local, ha recibido, ya desde primera hora de la mañana, a los griegos ortodoxos, les han seguido los coptos y los siríacos a media mañana, los armenios y, finalmente, los etíopes poco antes del almuerzo. Por la tarde las visitas han continuado con el patriarca latino de Jerusalén, S. E. Mons. Fuad Twal, junto a los representantes de los melquitas.

En un clima de serenidad y distensión, los huéspedes han disfrutado junto a los frailes del tradicional licor con el dulce y el café. Son unas felicitaciones sinceras, que van más allá de la cortesía institucional y que tocan el sentido profundo de esta fiesta que constituye el corazón de la vida cristiana. Una preciosa ocasión, que se repite tanto en Pascua como en Navidad, para transmitir felicitaciones y agradecimientos, para descubrir, en la alegría del prójimo, un valor que enriquece la propia alegría, una confirmación de la belleza de ser cristiano y vivir como tal en Tierra Santa, a pesar de estar inmersos en tantas dificultades e incertidumbres para el futuro.

En esta ocasión han sido los franciscanos los que han recibido los saludos y felicitaciones por la Pascua que los católicos acaban de celebrar. Dentro de pocos días, será la Custodia la que emprenda las visitas, cuando las comunidades ortodoxas celebren la resurrección del Señor. Un protocolo formal pero que custodia estas relaciones cordiales basadas en la cortesía, en la apertura y, por qué no, en la confidencia y en la amistad auténticas. Juntos, en Jerusalén, comparten una fe y un destino, la vocación y el amor por los Santos Lugares, la preocupación por las condiciones de tantas comunidades cristianas en distintas partes de Oriente Medio y del mundo, pero también la pertenencia a una única familia, la de Cristo, y la alentadora certeza de una herencia común.

Texto de Caterina Foppa Pedretti