Jaffa: Los abanderados de Gubbio en la escuela de Tierra Santa | Custodia Terrae Sanctae

Jaffa: Los abanderados de Gubbio en la escuela de Tierra Santa

La sección cultural de la embajada italiana de Tel Aviv ha ofrecido a los estudiantes de la escuela secundaria de Tierra Santa de Jaffa una fiesta de colores, armonía y belleza. Todo ello gracias al grupo de los abanderados de Gubbio que el 4 de junio pasado ofrecieron una nueva exhibición, aparte de la ya realizada dos días antes con ocasión del recibimiento en la residencia del embajador italiano por la fiesta de la República italiana.

Los abanderados dieron muestra de su bravura ante todos los chavales reunidos para la ocasión en el patio de la escuola y que, con los ojos abiertos como platos, siguieron cada movimiento de la exhibición. El público pudo admirar los colores de los trajes cuatrocentistas, los colores de las banderas y su vuelo por los aires, sorprendidos de cómo eran lanzadas hacia el cielo en una perfecta sincronía. Parecían como hipnotizados por los colores, el movimiento y la belleza del momento.

Ha sido impresionante ver cómo este grupo de jóvenes abanderados, que representan un rico pasado histórico alejado a años luz de la experiencia de nuestros jóvenes de Jaffa, acostumbrados a pasar horas y horas delante del ordenador y escasos en cuanto a tradiciones medievales se refiere, ha conseguido atraer la atención y el entusiasmo de los escolares. Los jóvenes abanderados, por su parte, ¡estaban contetísimos de poderse exhibir en una escuela franciscana!. Los franciscanos están muy ligados a la gente de Gubbio. Y no sólo por el episodio del lobo que, como nos cuentan las florecillas franciscanas, se convirtió en el hermano lobo. San Francisco ha dejado en aquella ciudad medieval una huella muy profunda y la presencia franciscana forma parte integrante del panorama de la ciudad.

A mí se me hacía natural considerar la visita de estos jóvenes como si san Francisco hubiera venido para abanderar el ideal de la caridad y del servicio, ideal del fraile menor, y a amansar esa parte de “lobo” que está presente siempre en cada uno de nosotros, enseñándonos una vez más que omnia vincit amor (el amor todo lo puede).

Al finalizar la exhibición ha habido un intercambio de presentes y muchísimas fotografías. Todos se querían fotografiar con ellos. Después, un aperitivo para recuperar las fuerzas: habían gastado mucha energía, también por el calor que producen los vestidos tradicionales, hechos de lana y de pelo, bajo un calor sofocante.

Creo que ha sido una ocasión óptima para nuestros chicos para reflexionar sobre lo importante que es para cada pueblo conservar sus propias tradiciones, su propia cultura, su propia historia y salvaguardar así su propia identidad. Paz y Bien.

Fray Arturo Vasaturo ofm
Director de la escuela secundaria de Tierra Santa en Jaffa