Jaffa: Lesh, madrasetna mush betna? | Custodia Terrae Sanctae

Jaffa: Lesh, madrasetna mush betna?

Jueves, 12 de mayo. Todos los alumnos de la escuela de Tierra Santa de Jaffa, cada uno con su clase y tocados con gorras rojas, dirigidos por sus profesores han participado de forma festiva en el día del deporte.

Tras la maratón por el paseo marítimo de Jaffa, les esperaban varias pruebas deportivas que requerían concentración y esfuerzo deportivo en el gran patio de la escuela. Nosotros, que ya contamos con una cierta edad, estábamos maravillados por la cantidad de servicios que la sociedad de hoy en día puede prestar. Pruebas deportivas con balón, de equilibrio, de control del propio vértigo, de paso por lugares atravesados por rayos láser y demás han hecho de esta jornada un día de serenidad, de esfuerzo y de alegría y amistad plena.

La clase duodécima, es decir los alumnos más grandes, vendiendo bizcochos y bebidas frescas han ganado un montón de dinero que les va a servir para financiar en parte la fiesta de fin de año. Esto entra dentro de las actividades normales de la escuela, fiesta deportiva incluida. Pero, si se mira en profundidad, se puede ver cómo, en nuestra escuela, se va mucho más allá del evento en sí y cómo tantos aspectos considerados normales, son extraordinariamente importantes.

Ha sido una gran lección para nosotros, occidentales de hoy, desesperanzados, llenos de miedo hacia lo distinto. Lo imposible se ha demostrado no sólo posible sino normal, sereno, alegre. Hemos recogido los frutos de una gran sinergia o, mejor, de tanta colaboración. De hecho la responsabilidad de las actividades es de una profesora árabe ortodoxa, el profesor de deportes, papel de primer orden, es un profesor hebreo israelí, así como la empresa que ha montado todas las infraestructuras deportivas. Los profesores que han controlado las distintas pruebas son cristianos de distintas denominaciones, musulmanes y hebreos. Los chavales, cristianos y musulmanes, han creado la atmósfera gozosa y fraterna con su participación. La música, las canciones y los ritmos modernos, que tanto gustan a los chicos, salían de los altavoces del dj. Parecía una jornada desarrollada en otro país, indiferente al bombardeo de las noticias tan negativas de los telediarios. La jornada se ha desarrollado de forma tan alegre y positiva que parecía hecha a posta para demostrarnos que se puede vivir en paz y que la coexistencia es posible si se desea.

Se han distribuido las medallas a los vencedores y vencedoras y la copa se ha entregado a la clase que ha conseguido más puntos. El himno de la escuela de Tierra Santa, cantado por todos con emoción, ha puesto fin a la jornada.

Al final, dejando la escuela y dirigiéndome hacia el convento, un poco cansado, he encontrado a los chicos mayores sentados en los escalones de la escalera confabulando fraternalmente. Les digo: “¿Wen betkum?” (¿Dónde está vuestra casa?), como queriéndoles decir: Entonces, ¿cuándo pensáis marcharos?. Ellos, como buenos orientales me responden con otra pregunta: “¿Lesh madrasetna mush betna?”, (literalmente: “¿Por qué nuestra escuela no es nuestra casa”?, como diciendo a nosotros nos gusta estar aquí porque nos sentimos en nuestra casa. Su respuesta me ha recordado rápidamente otra cosa… y me he callado. Les he dado las gracias con una sonrisa y me he ido alejando de ellos rápidamente, camino del convento. Deo gratias.

Fray Arturo Vasatuto ofm
Director de la escuela secundaria de Jaffa