Ingreso solemne del Custodio de Tierra Santa en Belén y comienzo del Adviento

Ingreso solemne del Custodio de Tierra Santa en Belén y comienzo del Adviento

Fr. Francesco Patton, Custos of the Holy Land, lights the first candle at the Grotto of Bethlehem
Fr. Francesco Patton, Custos of the Holy Land, lights the first candle at the Grotto of Bethlehem

El ingreso solemne del Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, en Belén y las primeras vísperas del primer domingo de Adviento en la iglesia de Santa Catalina, iniciaron el tiempo de espera de la Navidad en la tierra de Jesús.

Las celebraciones empezaron la mañana del 26 de noviembre cuando, en el diwan del convento de San Salvador en Jerusalén, fray Patton recibió a la representación de la parroquia latina y al vicepárroco fray Louis Khoury, para intercambiar los tradicionales saludos con el mukthar, la persona escogida como representante de la comunidad.

De camino a Belén, el Custodio de Tierra Santa recibió los saludos de la comunidad cristiana de Beit Jala frente al monasterio greco-ortodoxo de Mar Elías: desde aquí, la comitiva siguió su viaje hasta la basílica de la Natividad, cruzando el puesto de control de la tumba de Raquel, abierto cada año para esta ocasión.

En la plaza del Pesebre, una bulliciosa multitud de scout y niños de las escuelas de Tierra Santa regalaron a los peregrinos y fieles reunidos un momento de espera realmente alegre, amenizado por la música de tambores y gaitas, que terminó en un gran entusiasmo cuando el Custodio, tras recorrer la tradicional vía de la Estrella, llegó por fin a la plaza acompañado por el vicario fray Ibrahim Faltas. Las autoridades civiles de Belén acompañaron a fray Patton hasta la entrada de la basílica, donde lo esperaban los representantes de las demás iglesias cristianas (greco-ortodoxos y armenios). En el umbral de la iglesia de Santa Catalina lo esperaba el guardián del convento franciscano de Belén, fray Enrique Segovia: tras revestirse con alba y estola, fray Francesco Patton veneró la reliquia de la Sagrada Cuna del Niño Jesús donada a la Custodia de Tierra Santa por el papa Francisco en 2019.

«Estamos al comienzo del Adviento, que nos introduce en el encuentro más importante de nuestra vida que es el encuentro con el Señor, el Hijo de Dios, que aquí mismo se hizo uno de nosotros – subrayó fray Francesco Patton –. Este es el fundamento de la fraternidad humana, que queremos vivir en profundidad. Ayer fue la festividad de Santa Catalina, patrona de esta parroquia, que nos recuerda que el amor a Jesús es el centro de nuestra existencia, y la motivación para dar nuestra vida por los demás, como hizo ella. Deseo que todos podáis vivir este tiempo de Adviento como un tiempo en el que cada uno se prepare para decirle a Jesús: “eres verdaderamente importante para mí y te acojo en mi vida”».

Con la celebración de las primeras vísperas del domingo se entró oficialmente en el tiempo de Adviento y a continuación siguió la procesión a la Gruta de la Natividad, corazón del misterio cristiano, el lugar donde Dios se hizo hombre. Aquí, en el pesebre, el Custodio encendió la primera vela de la corona de Adviento.

El domingo 27 de noviembre, el Custodio de Tierra Santa volvió a Belén para presidir, de nuevo en la iglesia de Santa Catalina, la misa solemne del primer domingo de Adviento, concelebrada por el párroco fray Rami Asakrieh. Asistieron también las autoridades civiles de Belén, el alcalde Hanna Hanania y el guardián del convento armenio de Belén, p. Aspet. La homilía en árabe fue pronunciada por el vicepárroco de Belén fray Antonios Habib: «Hay tres actitudes que debemos tener en cuenta en este tiempo de Adviento: la espera y el silencio, la oración y la ayuda al prójimo. Las lecturas de hoy nos recuerdan que para vivir bien este tiempo debemos abandonar el pecado, estar alerta y salir de las tinieblas: con el sacramento de la confesión podemos empezar de nuevo a acoger plenamente al Señor en nuestra vida».

Las celebraciones de este año fueron seguidas y contaron con la participación de muchos fieles y peregrinos, que finalmente han vuelto en gran número a Tierra Santa después de la pandemia. El Custodio dirigió un caluroso saludo a un grupo de habla italiana, procedente de Subiaco. «Estoy feliz de ver tantos peregrinos: estoy feliz porque pueden volver a reavivar su fe aquí en Tierra Santa, y estoy feliz por nuestros cristianos de Belén, que pueden recibirlos y ofrecerles sus servicios, para poder vivir dignamente de su trabajo. Como Custodio, es bonito ver frecuentados de nuevo los lugares de la encarnación y de la redención: y es especialmente importante en este tiempo de Adviento poder venir aquí, a Belén, el lugar donde Jesús, el hijo de Dios, se hace hombre dentro de nuestra historia».  

Silvia Giuliano