Información sobre los cristianos de Gaza | Custodia Terrae Sanctae

Información sobre los cristianos de Gaza

Aquí podéis leer una nueva carta del párroco de Gaza, padre Manuel Musallam.

Por su parte, el Nuncio en Israel y delegado apostólico para Jerusalén y Palestina, mons. Antonio Franco, se trasladó por algunas horas, el miércoles 21 de enero, a la franja de Gaza para llevar en persona la ayuda económica facilitada por Benedicto XVI.

“Casas destruidas, ruinas, destrucción y desesperación. Esto es lo que veo en Gaza y lo que demuestra una vez más que la guerra no es jamás la solución y que recurrir a las armas sólo produce muerte y desolación”. Esto es lo que ha dicho a la agencia MISNA monseñor Antonio Franco.

“He venido hasta aquí para traer la solidaridad del papa Benedicto XVI a la población de la franja de Gaza –continuaba diciendo el Nuncio después de haber celebrado la misa en la parroquia local católica-. Estoy efectuando una serie de visitas para hacerme una idea del grado de destrucción y de las necesidades concretas de la gente. He entregado una pequeña ayuda humanitaria a un grupo de familias afectadas directamente por los bombardeos”.

Monseñor Franco ha recalcado varias veces la inutilidad de una guerra que, como en el caso de Gaza, no puede significar la auténtica solución a cuestiones que siguen abiertas relativas a la convivencia entre israelíes y palestinos: “Que esta guerra- concluía- sea un punto elocuente del que partir para proyectar verdaderamente un camino que debe conducir a la paz y a una solución definitiva de todos los problemas existentes en esta parte del mundo”.

Continúa la colecta para los cristianos de Gaza. Podéis enviar vuestros donativos o hacerlos online. Click aquí.

El frágil alto el fuego no nos debe hacer olvidar que el bloqueo continúa y que es necesario reconstruir y seguir con la vida diaria.

Los cristianos no cuentan más que con ellos mismos, y con vosotros.

De la Iglesia de Dios que está en Gaza a los “santos y hermanos fieles en Cristo”

“Paz y bendición para todos. Que Dios acabe con la rabia de los hombres e inunde Gaza con su gracia y su amor. Gaza sufría antes de la guerra, ha sufrido durante la guerra y continúa sufriendo ahora, una vez que la guerra ha acabado.

Centenares de personas han muerto y muchas han quedado heridas durante la invasión israelí. Nuestra gente ha sufrido el bombardeo de las casas, la destrucción de la cosecha, ha perdido todo y ahora se encuentra sin vivienda. Hemos sufrido las bombas de fósforo, que han causado heridas horribles, sobre todo a los civiles. Como los primeros cristianos, nuestra gente está viviendo un período de grandes persecuciones, persecuciones que quedarán como testimonio a las futuras generaciones como prueba de la fe, de la esperanza y del amor de este pueblo.

Ahora muchas familias se han refugiado en las escuelas de la UNRWA (Agencia de las Naciones Unidas para la ayuda a los Refugiados Palestinos), donde esperan encontrar la seguridad. Pero con 50-60 personas por habitación, la falta de electricidad, agua, camas y comida y un lugar donde lavarse, las condiciones de vida son terribles.

Las ayudas de emergencia no han llegado todavía a nuestra iglesia y a nuestra gente, por miedo a aventurarse en una ciudad destruida, no le es posible acercarse hasta los puestos de distribución organizados por la Cruz Roja y las Naciones Unidas. Esperamos ayuda de Dios, aunque hacemos un llamamiento al mundo entero, y en particular a la Iglesia, para que ayuden a Gaza. Vuestras oraciones y vuestra prontitud serán nuestra salvación.

La guerra ha golpeado a todos por igual en Gaza. Una profesora ha encontrado refugio en nuestra escuela, con su marido y sus cuatro hijos. El hombre fue alcanzado por las esquirlas de un artefacto israelí y sus piernas están heridas en estado muy grave. Ella está asustada y descompuesta y cuando yo hablaba con ella, buscaba con desesperación un poco de agua limpia para dar de beber a su bebé (el más pequeño).

La Iglesia de Gaza ha perdido a Naseem Saba, un católico de 26 años. Fue asesinado en una incursión israelí, el 7 de enero. El día anterior Israel había destruido la casa de su familia, donde Naseem vivía con sus tres tíos.

Igual que la destrucción de las cosas y las heridas de los cuerpos, también el trauma mental causado a nuestra gente es incalculable. Para volver a la normalidad será necesaria ayuda y apoyo por años enteros. Deberán encontrar un lugar donde vivir y habrá necesidad de centros para atender a quien ha sido herido durante los bombardeos, escuelas especiales para los que han quedado traumatizados o para los niños huérfanos, además de una completa estructura de servicios de rehabilitación.

El agua limpia escasea, y así, nuestras dos escuelas de Remal y Zaitun abastecen a la gente de agua sacada de pozo artesanal, excavado gracias a la generosidad de benefactores austriacos. El generador de la escuela produce la electricidad que necesita el horno vecino. Y como durante semanas se ha interrumpido la distribución de pan, la gente dice: “El sacerdote se ha convertido en panadero”. Y es verdad, y somos felices de poder hacerlo. Ahora la guerra debe acabar. El mundo debe encontrar una solución para el pueblo palestino y no basta con partir desde el punto en el que estábamos antes de que estallase esta guerra. Los confines que nos separan de Israel deben ser rediseñados y la ocupación, iniciada hace 60 años, debe acabar.

El status de los refugiados palestinos se debe resolver sobre la base del derecho al retorno, y Jerusalén Este debería convertirse en la capital del Estado Palestino. Hay que derrumbar los muros del apartheid, abrir las fronteras, liberar a los detenidos palestinos y desmantelar los asentamientos israelíes de modo que la tierra pueda volver a sus legítimos propietarios palestinos.

La paz es posible sólo si viene con justicia. Si el mundo garantiza los derechos humanos a los palestinos, seguramente habrá paz en Oriente Medio.

En nombre de la gente de Gaza os queremos dar las gracias, amigos de todo el mundo, por vuestras oraciones incesantes y por la ayuda de la que tenemos una urgente necesidad y que esperamos llegue pronto. Agradecemos a Su Santidad Benedicto XVI por haber invocado sin cesar la paz para Oriente Medio y por su generosa ayuda a los pobres de Gaza. También damos las gracias a todos los obispos, sacerdotes y pastores, monjes y monjas de todo el mundo por haberse acordado de nosotros en sus oraciones.

Comparto vuestras oraciones a favor de todos y cada uno de los habitantes de Gaza, y digo al mundo entero: “En adelante nadie me moleste, pues llevo sobre mi cuerpo las señales de Jesús. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.” (Gál 6, 17-18)

Vuestro padre Manuel Musallam
pastor de la Iglesia católica de Gaza


20 de enero de 2009

Traducción Custodia de Tierra Santa


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