Con una solemne celebración eucarística en la iglesia de San Salvador, la comunidad académica del Studium Biblicum Franciscanum y del Studium Theologicum Hierosolymitanum inauguró el nuevo año académico 2025-2026.
La liturgia fue presidida por frey Francesco Ielpo, Custodio de Tierra Santa, quien en su homilía ofreció una profunda reflexión sobre la Palabra del día, invitando a los estudiantes y a los docentes a vivir el estudio como camino de búsqueda y fraternidad.
El Studium Biblicum Franciscanum, fundado en 1924, representa una de las instituciones más antiguas y prestigiosas dedicadas al estudio científico de la Sagrada Escritura y de la arqueología bíblica. Vinculado a la Custodia de Tierra Santa, promueve desde hace un siglo el conocimiento de la Biblia en los mismos lugares donde nació, mediante la investigación, la enseñanza y la formación de estudiosos de todo el mundo.
El Studium Theologicum Hierosolymitanum, establecido posteriormente como centro de formación teológica para frailes y religiosos presentes en Tierra Santa, ofrece un lugar de reflexión donde la teología se confronta con la experiencia concreta de los Santos Lugares y con el diálogo interreligioso que caracteriza la vida eclesial de Jerusalén.
Juntas, las dos instituciones encarnan la misión franciscana de unir fe, ciencia y testimonio, al servicio de la Palabra de Dios y de la fraternidad universal.
En su homilía, frey Francesco Ielpo comentó las lecturas del día relacionándolas con el camino académico que comienza.
Partiendo del diálogo entre Jesús y el doctor de la ley, el Custodio subrayó que la búsqueda de la verdad no puede reducirse a un ejercicio puramente intelectual, sino que debe conducir a una transformación del corazón y de la mirada.
"Jesús no responde simplemente a la pregunta," recordó, "sino que a menudo la transforma. Sus respuestas son más amplias, más profundas, más exigentes. Así también la vida del estudioso y del docente está llamada a una continua ampliación de la mirada."
Dirigiéndose a los estudiantes, frey Ielpo los exhortó a no temer las preguntas, a mantener viva la curiosidad y la sed de verdad:
"¡No se cansen de hacer preguntas! Incluso las preguntas equivocadas pueden abrir caminos de verdad."
A los docentes propuso el ejemplo pedagógico de Jesús, que acompaña y estimula la búsqueda interior de quien lo escucha:
"El aprendizaje no es la transmisión de nociones, sino un camino compartido. A ustedes se les pide caminar junto a sus estudiantes, con paciencia y confianza."
Reflexionando sobre la parábola del Buen Samaritano, el Custodio destacó la pregunta que atraviesa la historia y que hoy sigue siendo más urgente que nunca, especialmente en Tierra Santa: "¿Quién es mi prójimo?"
"El prójimo," dijo, "no se define por la sangre, la religión o la ley, sino por la compasión. Es prójimo quien se detiene, quien se inclina, quien cuida."
El Custodio subrayó que el conocimiento auténtico, incluso el académico, no puede separarse de la compasión y de la responsabilidad ante la realidad:
"El conocimiento verdadero no puede separarse de la compasión. Solo quien se deja tocar por el sufrimiento comprende de verdad."
Al final de la celebración, la comunidad académica confió el nuevo año de estudio e investigación al Señor, pidiendo "corazones inteligentes y compasivos, capaces de buscar la verdad no para poseerla, sino para servirla; no para dominar, sino para construir fraternidad."
En el corazón de Jerusalén, ciudad en la que la Palabra se hizo historia, el Studium Biblicum Franciscanum y el Studium Theologicum Hierosolymitanum continúan ofreciendo un espacio de diálogo e investigación, donde la fe y la ciencia se encuentran para construir puentes de comprensión y de paz.
Francesco Guaradi