Grandes reformas en San Salvador: 3 / La inferemia custodial | Custodia Terrae Sanctae

Grandes reformas en San Salvador: 3 / La inferemia custodial

5 noviembre de 2008

Los trabajos en la enfermería custodial en el convento de San Salvador de Jerusalén, iniciados a principios del verano, han llegado a su término.
La bendición de los nuevos locales tuvo lugar tras la conclusión de las vísperas celebradas en la capilla de la Enfermería, el lunes 3 de noviembre.

La Enfermería se instaló en el tercer piso del convento hace ya 50 años. Necesitaba, por tanto, una restauración. Pero los trabajos se han realizado pensando principalmente, como ha subrayado el Custodio fray Pierbattista Pizzaballa, en el confort de los frailes ancianos que allí viven. De hecho, todas las habitaciones han sido rehechas y adaptadas para su finalidad hospitalaria. La necesidad de evacuar completamente la enfermería durante los trabajos ha sido un pequeño trastorno para los frailes mayores, trasladados al piso inferior, igual que para el personal de asistencia y la comunidad de San Salvador.

Todos han tenido que adaptarse y soportar algunos inconvenientes. Pero los inconvenientes han tenido también su lado positivo, el mejor de los cuales se debe conservar, ha subrayado el Custodio. Ha permitido a los frailes, tanto a los ancianos como a los jóvenes, vivir los unos con los otros, creando un espacio para una mayor interacción y para la escucha recíproca. “Nuestros ancianos son nuestro tesoro”, ha subrayado fray Pierbattista. “En este punto de la vida, su fuerza puede haber disminuido, pero hay una gran riqueza de experiencia, de vida humana y espiritual, de relación con el Señor, que se debe compartir, sobre todo con los más jóvenes. Nuestro tesoro consiste en la experiencia de todos los frailes que nos han precedido, en su pasión y su amor por esta tierra”.

Un amor que continúa siendo vivido a esta edad de la vida, en esta Enfermería. “Es verdad que de modo diferente –en la oración, en el ofrecimiento del sacrificio- pero estamos seguros que esto no es menos precioso respecto de la actividad de muchos otros”.

El Custodio ha dado las gracias a todos aquellos que han trabajado en la renovación de la enfermería: el arquitecto, el capataz, todos los trabajadores, el personal de asistencia que ha demostrado tanta capacidad de adaptación, el guardián de San Salvador, fray Antonio Szlachta. “Los hermanos de la Enfermería son parte de esta comunidad”, ha recordado a cada uno.

Después de la bendición los doce frailes, huéspedes permanentes de la Enfermería, y fray Jad, el responsable de este servicio, han hecho los honores en la visita de los locales. Todos los frailes se han reunido poco después para cenar juntos en el refectorio de la planta baja, degustando una rica cena árabe ofrecida por el arquitecto y la empresa que ha realizado los trabajos. Los frailes ancianos han recobrado sus locales pero, gracias al ascensor construido el año pasado, los frailes que lo deseen pueden seguir yendo al refectorio y al diván conventual. En cuanto a los frailes jóvenes, son calurosamente invitados a visitar regularmente a sus hermanos más ancianos para compartir con ellos momentos de intercambio fraterno.

MAB