Gaudete in Domino semper, ordenaciones diaconales en Belén | Custodia Terrae Sanctae

Gaudete in Domino semper, ordenaciones diaconales en Belén

Fray Luay y fray Benjamin han sido ordenados diáconos en Belén, en este tercer domingo de Adviento; una gran alegría para la Custodia de Tierra Santa.
Durante el tercer domingo de Adviento, llamado también el domingo Gaudete –por la antífona latina con que comienza la misa del día: «Gaudete in Domino sempre» (Estad siempre alegres en el Señor)-, la Custodia de Tierra Santa ha celebrado la ordenación diaconal de dos de sus miembros: los frailes Luay Bishara (Jordania) y Benjamin Matipanha (Mozambique).

Sin embargo, la jornada comenzó con preocupación por la complicación, para los frailes de la Custodia y para el mismo patriarca, de llegar a la iglesia de Santa Catalina en Belén. De hecho, ninguno imaginaba que tal tempestad de nieve caería sobre la ciudad tres veces santa (35 cm de nieve en las calles de Jerusalén).
El domingo por la mañana, a causa del hielo, el primer autobús de los frailes sufrió un accidente, el segundo se quedó inmovilizado en el monte de los Olivos… La impaciencia se veía en los rostros porque ¡nadie quería faltar a la fiesta! Si los frailes de Galilea y Ain Karem tuvieron el valor de ponerse en marcha, la comunidad del convento de San Salvador tuvo que buscar otra solución.
Así, los frailes pararon varios taxis: era necesario dejar marchar en primer lugar a los músicos, el coro y los frailes que aseguraban el servicio durante la ceremonia. Los minibús del convento, liberados con esfuerzo de la nievo, se pudieron dirigir velozmente hacia el destino. Otros frailes y amigos de los ordenandos consiguieron desplazarse en autobuses públicos, de los que circulan entre Jerusalén y Belén. El checkpoint estaba cerrado al tráfico y el largo cortejo de frailes y laicos, a pie por la nieve, atravesó el muro de separación.

En los Salmos se puede leer: «El Señor no abandona a los suyos», y buena prueba de ello fue el hecho de que la celebración comenzó con una cierta puntualidad.

Estaba también presente la comunidad local de Belén, con alegres cánticos animados por la coral parroquial con los que hicieron olvidar el frío. El culto, en árabe, latín, italiano, inglés e incluso portugués (lengua oficial de Mozambique, de donde procede fray Benjamin), recordó la gran riqueza humana de la Custodia de Tierra Santa y la facilidad para celebrar en distintas lenguas. La liturgia invitaba a los dos ordenandos a la paciencia (St 5,7-10) y también a mirar a la figura de Juan Bautista (Mt 11,2-11).

Dirigiéndose a los futuros diáconos, el patriarca Fuad Twal ha recordado: «Estáis solo al inicio de vuestra misión. Jesús os llama, como a Juan Bautista, a ser perseverantes en la fe, a aceptar su estilo de vida, a dejar vuestro modo de pensar para considerar de un modo nuevo el mundo que os rodea. Esta misión no será fácil, pero vosotros no sois los primeros. Tendréis dudas, pero en esos momentos estaréis rodeados de una familia, los frailes franciscanos y todas las personas que rezan por vosotros». Estas han sido las palabras fuertes y llenas de sentido para fray Luay y fray Benjamin, que se preparaban para descubrir una nueva realidad.

Los dos frailes se han tumbado, rostro en tierra, en el crucero de la nave transversal o transepto. Ha seguido la letanía de los santos, para interceder por su vocación. A continuación, han recibido de manos de sus hermanos la estola y la dalmática de color púrpura, los hábitos litúrgicos de los diáconos. La estola indica la autoridad de la misión y la dalmática recuerda que la caridad debe revestir a aquel a quien Dios entrega sus dones para ser su servidor. La emoción era intensa y toda la comunidad franciscana se ha dirigido a abrazar a sus hermanos y felicitar a los nuevos diáconos. Fray Luay y fray Benjamin volvieron después al coro y acompañaron a Su Beatitud en la preparación de la Eucaristía. Sus sonrisas manifestaban la alegría de esta meta alcanzada.

El día posterior a la ordenación, fray Benjamin Matipanha explicaba: «Entré en el seminario menos de los franciscanos en 2001, en mi Mozambique natal. Nunca imaginé que sería ordenado en Tierra Santa. No conocía nada de Tierra Santa». Después ha recordado su camino hasta descubrir la espiritualidad franciscana a través de un amigo franciscano. También ha explicado la difícil aceptación por parte de la Iglesia local, que no quería que una persona del lugar entrase en una Orden extranjera. Ha recordado también sus últimos diez años: de Mozambique a Tierra Santa, pasando por Zambia, la asistencia a los cursos de Filosofía y Teología. ¡Cuánta apertura y cuántos encuentros vividos gracias a los franciscanos! Hoy, echa de menos África, quizá aún más por el frío invernal de estos últimos días.
Pero no pensaba ni en el invierno, ni en el frío, cuando el domingo, al salir de la celebración, los frailes Firás y Badía le han animado, junto a los fieles, a bailar un dabke, la danza tradicional oriental, en honor de los dos nuevos diáconos.
Fieles de la parroquia y franciscanos, mano a mano, en este hermoso día. ¡Qué hermosa imagen en este período de Adviento!