Experimentar lo hermoso que es basar la vida en el Evangelio y sentirse siempre acompañados por Jesús: estas fueron las palabras que guiaron a los 150 jóvenes reunidos del 16 al 18 de agosto en Nazaret para el encuentro anual titulado «Yo vivo contigo».
Un encuentro que este año, debido al conflicto en curso y a la situación de inestabilidad, sustituyó a la Marcha Franciscana.
El Hijo de Dios elige vivir con nosotros
«Podría decirse que es ya un mensaje de esperanza el hecho de que estos jóvenes puedan reunirse durante unos días para estar juntos, reflexionar juntos sobre lo que significa ser cristianos y vivir un intenso momento de fraternidad – afirmó el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, que presidió la misa de apertura en la basílica inferior –. Nos encontramos en el lugar de la Encarnación y este lugar nos recuerda que el Hijo de Dios eligió vivir con nosotros, y no solo eso, sino también vivir por nosotros, es decir, dar su vida por nosotros».
Fray George Haddad, responsable del evento, junto con fray Sandro Tomašević, fray Diab Roshrosh, fray Ayman Bathish, fray Raffaele Tayyem y fray Butros Moalem y diez hermanas de distintas congregaciones organizaron las jornadas y guiaron las reflexiones y las actividades que han ocupado a todos los jóvenes durante estos tres días, hasta el sacramento de la reconciliación.
«Este año nos ha resultado muy difícil reorganizar la marcha franciscana, que no podía desarrollarse en su forma habitual – admitía fray George – debido a las circunstancias que atraviesa nuestro país desde hace casi un año, en las que todos nos hemos visto involucrados. Pero esto no nos ha impedido organizar un encuentro franciscano con los jóvenes precisamente aquí, en la ciudad de la Anunciación, para meditar la palabra de Jesús siguiendo el ejemplo de nuestra Virgen María y por eso el título de este encuentro ha sido “Vivir contigo”».
Un viaje espiritual
Esta vez el esfuerzo físico se ha reducido y el viaje ha sido sobre todo espiritual, dirigido a discernir la palabra de Dios en la propia vida y a observar y saber vivir la vida desde la perspectiva de Cristo, especialmente en estos momentos de guerra.
«Solo podemos romper la cadena de rabia y de odio si somos capaces de mirar a Jesús en la cruz – subrayó el Custodio de Tierra Santa – porque es Jesucristo en la cruz quien cargó sobre sí todo el mal de la humanidad y de la historia. El mal es como una explosión nuclear, causa una reacción en cadena y para interrumpir esta reacción en cadena hace falta que alguien tenga el valor de no reaccionar. Jesucristo en la cruz nos enseñó que para no reaccionar ante el mal y para derrotar al mal debemos incluso aceptar morir, dar la vida».
Las tres intensas jornadas de encuentro, intercambio, entretenimiento, adoración y vigilia espiritual culminaron con la celebración eucarística final presidida por fray Ibrahim Sabbagh, párroco de Nazaret.
La experiencia de la marcha nunca es una experiencia cualquiera, sino principalmente un tiempo de gracia, lleno de la alegría de la fraternidad. Un tiempo que debe ayudar a los jóvenes a mirar su futuro con esperanza.
«Los primeros evangelizadores del mundo juvenil son los mismos jóvenes – concluyó fray Francesco Patton al final del encuentro con los jóvenes –: por eso, si estos jóvenes en estos días acogen la palabra con fe y asumen seriamente el compromiso de encarnarla, lo trasmitirán también a otros jóvenes, podrán tomar decisiones de vida según el Evangelio y podrán mirar al futuro con confianza y sin miedo».
Silvia Giuliano