Pocos saben, y todavía más si no son de España, que la tradición reconoce a Zaragoza el privilegio de ser el más antiguo lugar de culto europeo dedicado a la Virgen. Numerosos santuarios marianos han surgido a continuación de la aparición de la Madre de Dios, pero ninguno tiene la antigüedad o la particular del de Zaragoza. Esta fecha conmemora también el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492. Este día se celebra como “fiesta nacional y de la Hispanidad”.
En Jerusalén es tradición celebrar este día de oración con una misa solemne presidida por el Cónsul general de España.
Su compatriota, fray Artemio Vítores, vicario custodial, ha presidido la Santa Misa del día en presencia de algunos representantes de la comunidad española. En su homilía ha recordado que esta fecha señalada conmemora también el incendio que devastó, hace 200 años, el Santo Sepulcro. “Este incendio ha señalado el inicio del alejamiento de las Naciones católicas de la causa de los Santos Lugares porque la política anticlerical de occidente, fruto de la Revolución francesa, les ha inoculado el virus de la laicidad”.
“En teoría no debería de existir ninguna antinomia entre Religión y Estado porque la laicidad del Estado es un principio legítimo si se concibe como distinción entre la comunidad política y la comunidad religiosa, y los cristianos son discípulos de Aquél que pronunció esta frase lapidaria: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, recalcó fray Artemio antes de continuar y augurar, como el Santo Padre, una laicidad abierta.
Después, en un momento de recogimiento religioso y tranquilo se ha podido escuchar resonar en la iglesia de San Salvador el himno nacional español, la “Marcha Real”.
Se trata siempre de una fiesta muy conmovedora, ha declarado el Cónsul general, el Sr. Dn. Ramón Ansoaín. Esta fecha nos recuerda la historia de nuestro país, como ha subrayado el vicario custodial, además de su papel en la evangelización de América y la difusión de la cultura hispánica”. Según el Cónsul general, “la comunidad española puesta bajo la jurisdicción del Consulado General de Jerusalén (que comprende Jerusalén y los territorios palestinos) abarca entre cuatro y cinco mil miembros. La mayor parte tiene relación con las comunidades religiosas. También hay en Jerusalén y en Israel una comunidad hebrea española. En España, judaísmo, cristianismo e islam han dejado una profunda huella en la cultura”. “Hoy, día de la fiesta nacional, no es momento de dividirnos sino de unirnos. No hay lugar para muros sino para puentes”, ha concluido fray Artemio.
Mab
En Jerusalén es tradición celebrar este día de oración con una misa solemne presidida por el Cónsul general de España.
Su compatriota, fray Artemio Vítores, vicario custodial, ha presidido la Santa Misa del día en presencia de algunos representantes de la comunidad española. En su homilía ha recordado que esta fecha señalada conmemora también el incendio que devastó, hace 200 años, el Santo Sepulcro. “Este incendio ha señalado el inicio del alejamiento de las Naciones católicas de la causa de los Santos Lugares porque la política anticlerical de occidente, fruto de la Revolución francesa, les ha inoculado el virus de la laicidad”.
“En teoría no debería de existir ninguna antinomia entre Religión y Estado porque la laicidad del Estado es un principio legítimo si se concibe como distinción entre la comunidad política y la comunidad religiosa, y los cristianos son discípulos de Aquél que pronunció esta frase lapidaria: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, recalcó fray Artemio antes de continuar y augurar, como el Santo Padre, una laicidad abierta.
Después, en un momento de recogimiento religioso y tranquilo se ha podido escuchar resonar en la iglesia de San Salvador el himno nacional español, la “Marcha Real”.
Se trata siempre de una fiesta muy conmovedora, ha declarado el Cónsul general, el Sr. Dn. Ramón Ansoaín. Esta fecha nos recuerda la historia de nuestro país, como ha subrayado el vicario custodial, además de su papel en la evangelización de América y la difusión de la cultura hispánica”. Según el Cónsul general, “la comunidad española puesta bajo la jurisdicción del Consulado General de Jerusalén (que comprende Jerusalén y los territorios palestinos) abarca entre cuatro y cinco mil miembros. La mayor parte tiene relación con las comunidades religiosas. También hay en Jerusalén y en Israel una comunidad hebrea española. En España, judaísmo, cristianismo e islam han dejado una profunda huella en la cultura”. “Hoy, día de la fiesta nacional, no es momento de dividirnos sino de unirnos. No hay lugar para muros sino para puentes”, ha concluido fray Artemio.
Mab