Tras una afluencia récord de peregrinos y turistas con motivo de la Navidad, la ciudad donde nació Jesús recupera de nuevo un poco de calma e intimidad.
Los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa no se esperaban este 28 de diciembre que, para celebrar la memoria de los Santos Inocentes, se tuvieran que abrir paso entre los fieles para poder celebrar la misa votiva en la gruta de san José, al lado del altar dedicado a los niños mártires. Pero aún más.
Sin haberse informado, numerosas religiosas, hermanas del Rosario, hermanas de san José, monjas franciscanas, hermanas de la Madre Teresa, hermanas brigidinas, hasta las benedictinas (que suelen estar siempre en clausura) se han reunido al mismo tiempo para “visitar y rezar en los Santos Lugares entre la multitud”.
Se ha creado una atmósfera fraterna y de recogimiento para participar en la misa que ha presido el padre Artemio Vítores, vicario custodial. En su homilía ha recordado la antigüedad de esta tradición ligada a los Santos Inocentes, no sólo en los evangelios sino también en la tradición de la Iglesia, con la alusión a la fiesta en el sacramentario leonino, del siglo V. A continuación, el padre Artemio ha recordado los dramas que viven hoy los niños, víctimas del mundo, e incluso en su nacimiento, invitando a la asamblea a acordarse de ellos en la oración. Finalmente, el vicario ha concluido reflexionando sobre el sentido que puede tener hoy la invitación a “hacerse como un niño”.
El padre Artemio y los estudiantes del seminario que le han acompañado para el servicio litúrgico y los cantos de la misa, han permanecido en Belén para compartir el almuerzo con la fraternidad local después del cual todos los frailes juntos han vuelto a la gruta, ya por la tarde, para hacer memoria de nuevo de los santos inocentes con el oficio de vísperas, antes de retomar el camino de vuelta a Jerusalén.
Para leer la homilía de Fray Artemio Vítores, hacer click aquí (en italiano).
Mab
Los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa no se esperaban este 28 de diciembre que, para celebrar la memoria de los Santos Inocentes, se tuvieran que abrir paso entre los fieles para poder celebrar la misa votiva en la gruta de san José, al lado del altar dedicado a los niños mártires. Pero aún más.
Sin haberse informado, numerosas religiosas, hermanas del Rosario, hermanas de san José, monjas franciscanas, hermanas de la Madre Teresa, hermanas brigidinas, hasta las benedictinas (que suelen estar siempre en clausura) se han reunido al mismo tiempo para “visitar y rezar en los Santos Lugares entre la multitud”.
Se ha creado una atmósfera fraterna y de recogimiento para participar en la misa que ha presido el padre Artemio Vítores, vicario custodial. En su homilía ha recordado la antigüedad de esta tradición ligada a los Santos Inocentes, no sólo en los evangelios sino también en la tradición de la Iglesia, con la alusión a la fiesta en el sacramentario leonino, del siglo V. A continuación, el padre Artemio ha recordado los dramas que viven hoy los niños, víctimas del mundo, e incluso en su nacimiento, invitando a la asamblea a acordarse de ellos en la oración. Finalmente, el vicario ha concluido reflexionando sobre el sentido que puede tener hoy la invitación a “hacerse como un niño”.
El padre Artemio y los estudiantes del seminario que le han acompañado para el servicio litúrgico y los cantos de la misa, han permanecido en Belén para compartir el almuerzo con la fraternidad local después del cual todos los frailes juntos han vuelto a la gruta, ya por la tarde, para hacer memoria de nuevo de los santos inocentes con el oficio de vísperas, antes de retomar el camino de vuelta a Jerusalén.
Para leer la homilía de Fray Artemio Vítores, hacer click aquí (en italiano).
Mab