Epifania 2009, la morada esencial: El Señor es nuestra Paz | Custodia Terrae Sanctae

Epifania 2009, la morada esencial: El Señor es nuestra Paz

De las tres entradas solemnes en Belén (primer domingo de Adviento, 24 de diciembre y 5 de enero), la de la Epifanía es la menos imponente. Además, este año ha tenido un carácter especialmente austero a causa de los sucesos que estos días se están produciendo en el país.

Como de costumbre, la policía israelí y después la comunidad cristiana de Jerusalén, han venido a saludar al Custodio a San Salvador, antes de que el cortejo le acompañara hasta Belén, pero los ánimos no eran festivos.

En las etapas de Mar Elías y de la tumba de Raquel, con las delegaciones de Beit Jala y de Beit Sahour presentes, había un inmenso silencio. También ocurría lo mismo por las calles desiertas de la ciudad, por donde los scouts han evitado desfilar por respeto a Gaza.

Después del canto del Te Deum, el párroco de Santa Catalina, fray Samuel Fahim, se ha dirigido en estos términos a la asamblea: “Con ocasión de la fiesta de la Epifanía, quiero acoger al Custodio, fray Pierbattista Pizzaballa, en nombre de la parroquia y de todos los habitantes de Belén. Lo que está ocurriendo durante estos días en nuestra región es muy triste y nos hace palpar con nuestras manos lo que está escrito en el Evangelio cuando tantos niños inocentes fueron masacrados. Pero, igual que en aquel tiempo Jesús estaba en medio de ellos, también lo está hoy. Y por este motivo nos dirigimos a Él suplicándole que transforme nuestra tristeza en alegría, y la guerra en paz. Con este espíritu queremos vivir la fiesta de la Epifanía”

Por su parte, el vicario de la Custodia, fray Artemio Vítores, respondiendo a las preguntas de los periodistas, ha subrayado: “La amargura de nuestra entrada nos empuja a mirar más allá y a entrar más profundamente en el misterio de la Encarnación. Hemos pasado a través de la puerta de la humildad, la puerta de la humillación. Si el espíritu de la Navidad nos lleva a celebrar con mayor facilidad el don de la Vida, hoy la situación nos lleva, sin embargo, a experimentar la humildad y la debilidad de Dios que se encarna. Aún así, este niño, que ha nacido aquí, es el Príncipe de la Paz. En estos días lo que debemos hacer es, sobre todo, rezar, invocando esta paz, y no perder la esperanza”.

Las celebraciones de la fiesta se han sucedido en el curso de toda la jornada por los numerosos franciscanos venidos hasta Belén.

El seis de enero una importante asamblea se reunió para celebrar la misa pontifical presidida por el padre Custodio en presencia de los cuatro cónsules generales. Estos, a causa de los actuales acontecimientos, no han podido participar en el almuerzo.

Por la tarde, la procesión de los reyes magos llevando oro, incienso y mirra al Niño Jesús ha congregado a una multitud de peregrinos y cristianos locales. Todos se ponían de nuevo en manos del Príncipe de la Paz revelada a las naciones.

MAB