Epifanía 2008 en Belén: los pueblos extranjeros se convierten en conciudadanos de los santos (cf. Ef 3,11-22) | Custodia Terrae Sanctae

Epifanía 2008 en Belén: los pueblos extranjeros se convierten en conciudadanos de los santos (cf. Ef 3,11-22)

Terminadas las fiestas de la Epifanía, en Belén, el domingo por la tarde, el 6 de enero, los que más habían contribuido a la preparación y a la animación de la solemnidad, al igual que los que habían participado en ellas, estaban cansados pero felices. La solemnidad de la Epifanía del Señor en Belén es tan importante como la Navidad, no sólo porque es AQUÍ, como subraya la liturgia, donde han llegado los Magos, sino porque tiene las características de una segunda Navidad en familia.

Las televisiones del mundo – a excepción de las fieles TelePace e Canção Nova - no se han interesado de difundir la noticia, según la cual “el rey del pueblo hebreo, prometido ya a Abraham y a su descendencia, es el rey de las naciones, Jesús, que se revela a los paganos” (del himno latino de las Primeras Vísperas). Algunos turistas y peregrinos de paso se han unido a las celebraciones, pero la parte más consistente de los fieles participantes es, sobre todo, la población local, juntamente con los franciscanos venidos de Jerusalén.

En realidad tradicionalmente la fiesta comienza en la vigilia, con el Ingreso Solemne del Custodia en la ciudad, pasando por la Tumba de Raquel. Saliendo de Jerusalén, en compañía de un corteo de cristianos de la parroquia, es acogido por sus hermanos y por la población de Belén en la Plaza del Pesebre. Después de haber saludado a los hermanos Armenios y a los Griegos Ortodoxos en la Basílica de la Natividad, pasa al claustro franciscano para entrar en la Iglesia de Santa Catalina, donde, con la bendición solemne, inician las celebraciones.

La Epifanía es más alegre porque toda la ciudad está inmersa en un clima efervescente de fiesta, dado que coincide con la navidad de las iglesias ortodoxas (a excepción de los Armenios), que la festejan en estos dos días que, según el calendario Juliano, en vigor en Jerusalén, corresponde al 24-25 de diciembre. Los Ingresos solemnes de los Patriarcas ortodoxos se subsiguen, al igual que nuestras celebraciones. A la iglesia de Santa Catalina llenan numerosos grupos de peregrinos eslavos, llenos de curiosidad por conocer la liturgia latina cantada a plena voz; mientras que números latinos van a descubrir las riquezas de la liturgia oriental. En los rostros de unos y otros la misma mirada curiosa y llena de estupor, y todos dedicados a filmar y a fotografiar.

Después de las Primeras Vísperas y del Oficio de las Lecturas del día 5, las Misas celebradas durante toda la noche en la Gruta hasta las 9 de la mañana, constituyen uno de los atractivos de la fiesta. La Misa parroquial en este domingo ha reunido una masa numerosa y orante. Pero para muchos fieles las Segundas Vísperas y la Procesión de los Magos que traen oro, incienso y mirra al Niño Jesús en el Pesebre (durante la noche la estatua yacente del Niño Jesús ha sido sustituida por otra que muestra al Niño, ya crecido, sentado en un trono como rey de las naciones), es realmente el momento fuerte de la devoción.

Algunos no aprecian esta demostración de fe: “verdaderamente el rey de los judíos se ha mostrado a los paganos que adoran una estatua”; “en Ain Karem, durante la Misa de noche de Navidad, los números judíos presentes estaban con mucho respeto, casi en recogimiento, hasta el mondo en que han visto la procesión del Niño Jesús.

Ello ha causado más de una sonrisa”. Para los judíos, para quienes la Ley prohíbe representar lo sagrado, los cristianos no manifiestan su fe en la encarnación, sino que son como los paganos que adoran una estatua. ¿Cómo podremos reconocer a su rey y mesías en una estatua de yeso? Es una eterna cuestión con los judíos, que llegan sin embargo la foto de su mujer o de sus hijos en la cartera, como gesto de amor.

El Niño Jesús pasa en procesión por el claustro de San Jerónimo. El Custodio, que lo lleva, tiene que ir muy despacio a causa del entusiasmo de los fieles que quieren tocar al Niño, abrazarlo y besarlo para manifestar su amor. Al ver esta fiesta llena de alegría, mirando la felicidad que ilumina a los que han podido tocar al Niño Jesús, yo pienso en David que danza delante del Arca de la Alianza: ¡también él había dado escándalo!

Dios se ha hecho hombre por todos nosotros: es el corazón de nuestra fe. ¡Qué feliz escándalo que nos provoca al amor en estas fiestas!

MAB