En comunión con los cristianos de Iraq | Custodia Terrae Sanctae

En comunión con los cristianos de Iraq

Viernes, 5 de noviembre. La iglesia de Santa Catalina de Belén apenas podía contener al gran número de fieles cristianos, de todas las denominaciones, venidos a rezar con y por los mártires de Iraq brutalmente asesinados el domingo 31 de octubre durante la liturgia por un grupo cercano a al-Qaeda.

Presidida por Monseñor Grégoire Boutros Melki, la liturgia eucarística en rito siríaco estuvo concelebrada por dos frailes franciscanos iraquíes, fray Nerwan al-Banna y Haitham Yalda. Pero para apoyar al exarca patriarcal siríaco con su oración estaban presentes numerosos prelados, entre los que destaca el Delegado Apostólico, Mons. Antonio Franco, la mayor parte de los Ordinarios de Tierra Santa o sus representantes, unos cuarenta sacerdotes e incluso varios obispos y sacerdotes ortodoxos siríacos, griegos y armenios.

A dos semanas de la conclusión del Sínodo, la Iglesia de Tierra Santa ha experimentado en sus propias carnes y en su oración el lema de “Comunión y Testimonio”, haciéndose todos Uno en el dolor y en la fe. Por otra parte, Mons. Shomali en su homilía ha llamado a sus fieles no al lamento sino a la fe y a la esperanza. Tomando pasajes de san Efrén, el gran santo siríaco, “Hermano, no olvides cada día tu éxodo y prepárate para este viaje, porque el irreversible orden de marcha llegará de improviso, y miserable aquél a quien coja sin prepararse”, ha subrayado que, porque estaban en oración exactamente en el momento de la llamada, el Señor seguramente los ha encontrado preparados. “Si alguno ha hecho el bien en esta vida, es decir, si ha soportado tribulaciones y ultrajes a causa del Señor y si ha hecho lo que le agrada a Él, con gran alegría su alma será elevada al cielo, acompañada por los ángeles”.

La asamblea, entre cuyos primeros miembros se encontraban dos ministros de la Autoridad Palestina, el sr. Ziad Bandak y la sra. Khouloud Daibes, así como el alcade de la ciudad, Víctor Batseh, era un ejemplo de lo que es el Oriente Medio. Los palestinos se mezclan con los sirios, iraquíes, libaneses, egipcios, jordanos… Había católicos, apostólicos, ortodoxos o protestantes… o más bien todos ellos eran, en aquel instante, en la intensidad de su recogimiento, cristianos de Iraq, o por lo menos cristianos de Oriente Medio, que oscilan entre la fe, la esperanza y la incertidumbre sobre el futuro de su presencia en sus respectivas tierras.

¿Cómo habrán acogido las palabras de Mons. Shomali tomadas de Tertuliano y el mensaje de condolencia y de apoyo del Papa Benedicto XVI: “Que este sacrificio sea semilla de paz y de renacimiento”?
A la salida de la misa, fray Nerwan ha leído un mensaje del presidente palestino, Abou Mazen, en el que declaraba el malestar del gobierno palestino y de todo el pueblo por los sucesos de Bagdad, que los perpetradores no pueden ampararse ni en el Islam ni en el Corán, y que todos los palestinos están unidos a las familias en luto y al pueblo iraquí.

Al finalizar la celebración, la muchedumbre se ha concentrado en la plaza del municipio, portando velas, para recogerse de nuevo y escuchar algunos discursos, entre ellos el mensaje de condolencia y comunión de la Autoridad Palestina. Fray Haitham ha tomado la palabra diciendo: “Nosotros, que estamos aquí en la mitad del camino que va de la mezquita a la Basílica de la Natividad, lanzamos un llamamiento para que cese la violencia en Iraq”.

Para Mons. Melki, toda la celebración ha sido conmovedora, y “mientras Mons. William hablaba, he tenido que contener las lágrimas. Seguramente lo que decía afectaba a todos, pero me ha emocionado la participación de los fieles. He percibido que, en medio a tales pruebas, los cristianos parecen y sienten que son Uno. Miraba a los obispos, católicos, pero también ortodoxos, siríacos, griegos, armenios… He visto a peregrinos unirse a nosotros y a muchos fieles de Belén y de los alrededores, pero también de Jerusalén, hasta de Ramallah. He sentido, percibido muy fuerte una forma de concretización del Sínodo”.

“Debo decir que, como representante de una Iglesia débilmente representada aquí, desde el punto de vista numérico, me he sentido feliz, a pesar de la prueba, de ver que en tan poco tiempo, y gracias a la colaboración del padre Falet, secretario de la Asamblea de Ordinarios de Tierra Santa, hemos podido hacer llegar el mensaje y la invitación a todos y que en muy poco tiempo la respuesta ha sido tan generosa.
También, que ha sobrepasado mis expectativas. No me esperaba una muchedumbre tan numerosa ni esta atmósfera de oración, de piedad que ha reinado durante toda la celebración. Nos hemos preguntado si había alguna relacion entre este drama y el fin del Sínodo.

Ciertamente, no hay alguna. Al día siguiente, otro atentado ha acabado con la vida de 60 musulmanes chiíes. Iraq está inmerso en el caos tras la invasión, y es preciso resolver el problema desde su raiz. Tenemos que desear para Iraq y para toda nuestra región que se llegue a encontrar por fin la paz en el respeto recíproco”.

Mab