El grito de la paz resuena en Getsemaní | Custodia Terrae Sanctae

El grito de la paz resuena en Getsemaní

Cristianos locales, religiosos y religiosas misioneros en el lugar, peregrinos de paso… la basílica de las Naciones, haciendo honor a su nombre, ha acogido este sábado a cristianos de todas las confesiones, ritos, lenguas y pueblos para dar voz a lo que el papa Francisco ha llamado «el grito de la paz».

En presencia del patriarca latino, Mons. Fuad Twal, del nuncio y delegado apostólico, Mons. Giuseppe Lazzarotto, y de los representantes de las distintas Iglesias, en primer lugar los siríacos y coptos, el párroco de San Salvador, fray Firás Hiyazin, ha presidido esta vigilia de oración.

En un clima de especial recogimiento, los fieles han podido escuchar y hacer propias las palabras que el papa pronunció durante el Ángelus del 1 de septiembre, invitando a vivir una jornada de ayuno y oración (texto íntegro del papa).

Junto al Huerto de los Olivos, ante los mosaicos que representan la agonía de Jesús, ante la piedra que recuerda su angustia mortal, la oración de los cristianos de Jerusalén, en árabe, hebreo, arameo y copto, se ha elevado hacia el Señor para implorar el don de la paz para esta región.

A lo largo de toda la jornada, se han celebrado oraciones análogas en distintas iglesias y capillas de Tierra Santa. Los vínculos que unen a los cristianos de Tierra Santa con otros cristianos de la región son especialmente estrechos y no solo porque tengan una cultura árabe común, sino también porque numerosas familias tienen familiares y parientes en uno y otro país de esta zona medioriental.

En Jerusalén, los más ancianos recuerdan las vacaciones pasadas en Siria, en casa de algún tío o tía, con algún sobrino o con los abuelos. Hasta 1967, la comunidad cristiana local se extendía más allá de las fronteras. Jerusalén, de hecho, dista solo 219 km de Damasco, 425 de El Cairo y 237 de Beirut, ciudad que se encuentra a solo 86 km de Damasco.

Los franciscanos de la Custodia, numerosos, han tenido un recuerdo especial para sus frailes presentes en Siria y que siguen prestando servicio a la población que les rodea, ayudando a vivir en la fe la tragedia que el país está atravesando.

Una procesión con antorchas, encendidas en el Huerto de los Olivos, y la oración del Padrenuestro han puesto punto final a esta vigilia de oración por la paz. Dando las gracias a los presentes por su asistencia, el padre Firás ha recordado: «Nuestra oración no se termina esta noche sino que continúa y nosotros seguiremos diciendo: "¡No a la guerra, sí a la paz!". Sí, queremos la paz en Tierra Santa, en el Líbano, en Egipto, en Siria y en Iraq».

La Custodia y su ONG proponen un gesto concreto con el que ayudar a los cristianos de Siria: respondiendo a la llamada de solidaridad, podemos hacerles llegar, a través de las comunidades cristianas, productos de primera necesidad, de los que la población tiene una grave carencia. Para mayor información, consúltese el sitio de la ONG de la Custodia, ATS Pro Terra Sancta.


foto ©Nadim Asfour/CTS