El custodio visita a los jóvenes de la Casa del Niño de Belén para felicitarles la Navidad | Custodia Terrae Sanctae

El custodio visita a los jóvenes de la Casa del Niño de Belén para felicitarles la Navidad

Belén, 20 de diciembre de 2011

La visita del custodio a la Casa del Niño de Belén para felicitar la Navidad se ha convertido ya en una tradición. La Casa del Niño es un centro que acoge a 35 jóvenes, entre los 5 y los 16 años, que se creó hace cinco años gracias a un proyecto común de la Custodia y de la Foundation for the Holy Land.

La jornada comenzó con la santa misa presidida por el P. Pizzaballa y concelebrada por el P. Peter Vasko, presidente de la fundación, y P. Rami Asakrieh, en el santuario de la Gruta de la Leche.

El P. custodio en su homilía –en un momento realmente entrañable- ha hablado directamente con los jóvenes, haciéndoles preguntas sobre la historia de Jesús y su familia, sobre el nacimiento en Belén y su significado. Los niños han pasado la «prueba» de forma excelente, respondiendo tímidamente desde los bancos, como si fuera en una escuela. Ha sido una breve «lección» en la que se ha querido recordar que Jesús nació pobre entre los pobres para estar más cerca de todos y que «Él nace en nuestros corazones y en nuestras familias todos los días» a través del amor que manifestamos a nuestro prójimo en la vida cotidiana.

En el ofertorio, los jóvenes han portado, entre los distintos dones, un hermoso cuadro de pequeñas perlas blancas y negras representando el perfil de dos personas: un franciscano que tiende la mano en señal de ayuda y apoyo a un niño. Una imagen elocuente de abnegación y altruismo generoso cuyo símbolo más elevado es el mismo Jesús.

Un encuentro, en resumen, con una felicitación especial de Navidad llena de esperanza para el futuro de estos niños.

A la celebración ha seguido un pequeño refresco en una de las habitaciones de la Casa del Niño y la tan esperada distribución de los regalos directamente por Papá Noel, ¡que ha llegado un poco antes de tiempo para la ocasión!

Texto de Maria Grazia Sanna
Fotos de Alice Caputo y Giovanni Zennaro