A pocos metros del convento franciscano de San Salvador, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, se encuentra “María niña”. Este gran edificio, que hasta hace pocos años acogía un orfanato para niñas, hoy hospeda a peregrinos solitarios y grupos de visitantes y es también casa de voluntarios y trabajadores que prestan servicio en la Custodia de Tierra Santa.
Entre sus huéspedes hay quien lleva más de un año y quien ha llegado hace pocas semanas, quien tiene ante sí todavía un largo camino y quien se marchará en menos de un mes. Las llegadas y partidas son frecuentes. En este momento hay cerca de treinta personas, la mayoría italianas, viviendo en las habitaciones de “María niña”. Para ellos, en la capilla que se encuentra en la primera planta del edificio, el padre Custodio ha celebrado una misa la tarde del sábado 28 de mayo.
En su visita a los voluntarios, fray Pierbattista Pizzaballa, acompañado por cuatro frailes, ha cenado después en compañía de los huéspedes de “María niña”.
Texto de Serena Picariello
Fotos de Marco Gavasso
Entre sus huéspedes hay quien lleva más de un año y quien ha llegado hace pocas semanas, quien tiene ante sí todavía un largo camino y quien se marchará en menos de un mes. Las llegadas y partidas son frecuentes. En este momento hay cerca de treinta personas, la mayoría italianas, viviendo en las habitaciones de “María niña”. Para ellos, en la capilla que se encuentra en la primera planta del edificio, el padre Custodio ha celebrado una misa la tarde del sábado 28 de mayo.
En su visita a los voluntarios, fray Pierbattista Pizzaballa, acompañado por cuatro frailes, ha cenado después en compañía de los huéspedes de “María niña”.
Texto de Serena Picariello
Fotos de Marco Gavasso