El Custodio ayuda a Papá Noel en Belén | Custodia Terrae Sanctae

El Custodio ayuda a Papá Noel en Belén

Dentro de pocos días comenzarán en Belén las solemnidades cristianas de la fiesta de Navidad. Con un poco de anticipación, el Custodio ha ido a celebrar el comienzo del tiempo de Navidad en la simplicidad de la Casa del Niño.

La Casa del Niño es una obra social de la Custodia que acoge a chicos –exclusivamente varones- provenientes de familias necesitadas.
En su segundo año de vida, ha alcanzado su límite de acogida. Desde el comienzo del año escolar hay 30 chicos, de los que 16 son internos. Las edades van desde los 6 hasta los 18 años.

En este día están todos presentes, acompañados por algún miembro de sus familias, para celebrar la misa del último domingo de Adviento. El Custodio de Tierra Santa es quien preside la celebración, acompañado por fray Peter Vasko, de la Fundación Franciscana para la Tierra Santa, que cofinancia la Casa junto a la ONG franciscana italiana Asociación de Tierra Santa, y por fray Marwan. Apoyándose en los textos de la liturgia del día, pregunta: “¿De dónde es el rey David?”. Los chicos, tímidos, vacilan. “Venga, ¿de dónde es el rey David?”… y comienzan a elevarse las voces, en un gracioso desorden: “¡De Belén!”.
“Y, ¿qué ha hecho el rey David?”
“Construyó su casa”
“¿Y después?”
“¡Una iglesia!”

¡Vaya respuesta tan católica! El Custodio sonríe, y también la asamblea.
“Ha construido una casa para Dios, un templo”
“Y Dios, ¿estaba de acuerdo?”
“Siiiiiiiiiiiii”
“¿Seguro?”

Hay silencio… uno de los más avispados empieza a pensar que quizá habría sido mejor responder “No”. Los chicos escuchan lo más atentamente que pueden al Custodio, el cual les explica que cuando el Señor lo quiso, se eligió para Él una casa, haciendo nacer a Jesús gracias al “Sí” de María, y que si también nosotros decimos “Sí” al Señor, entonces, gracias a nosotros, Jesús continuará naciendo en el mundo.

La misa sigue, animada por los cantos de los mismos chicos, un pequeño coro en el que las voces no están todas perfectamente entonadas, pero que sin embargo participan unánimes en la alegría y la dicha.

Al final de la misa, detrás de un refresco se reúnen todos compartiendo la amistad, a la espera de “Santa Claus”, el Papá Noel. Por fin llega, trayendo la magia y montones de regalos. El padre Custodio y fray Peter le ayudan en su labor, y los niños están confusos y al mismo tiempo contentos de ser mimados de esta forma.

“Aquí reina una atmósfera positiva”, dice el Custodio. Fray Marwan, por su parte, exulta rodeado de sus chicos. Director de la escuela de la Custodia y de la Casa por la tardes y las noches, los días este año se han alargado incluso un poco más. “Antes, mandaba a los chicos a la cama hacia las 20:30 h., y en un intervalo de 10 minutos, todos estaban dormidos. Este año, las noches se prolongan dialogando con un joven mas grande. No estaba previsto acoger a un joven de su edad, pero fue su mejor amigo quien vino a hablarme, y después vinieron sus padres. Al final, el mismo vino a pedirme ayuda. Había probado todas las peores experiencias de su edad. Tentado, y quizá algo más. Necesitaba de algo que le mantuviera alejado. Su mejor amigo vino a vivir aquí la primera semana, con él, para ayudarlo y apoyarlo en su voluntad de cambiar. Hoy, está plenamente integrado en la vida de la Casa, ayuda mucho a los educadores y a los chicos. Es el hermano mayor. Lleva aquí desde hace 3 meses. El alejamiento de todo lo que le perdía se ha conseguido. Ahora falta que tome conciencia de su responsabilidad, empezando por aplicarse en el estudio. Este año tiene que pasar el examen de la selectividad. Yo tengo un buen presentimiento con él, es un chico estupendo”.

La Casa del Niño es realmente una gota en el océano de las necesidades de Belén, pero responde a la sed de estos chicos, y es justamente esto lo que le da valor, a los ojos de la Custodia.

Mab