El Centro Franciscano de Estudios Orientales en el Cairo | Custodia Terrae Sanctae

El Centro Franciscano de Estudios Orientales en el Cairo

Su segundo director, el sacerdote Gabriele Gianberardini, fue quien dirigió el Centro del Musky hacia su actual vocación: la profundización del Cristianismo oriental. "El Centro Franciscano de Estudios Orientales Cristianos" nació en el Cairo por deseo de la Custodia de Tierra Santa en 1954.

Quien dirige el Centro de Estudios hoy es el sacerdote Vincenzo Mistrih. La biblioteca del Musky, cuenta, es ya un punto de encuentro privilegiado entre el Cristianismo latino y el ortodoxo. Entre los coptos, son sobre todo los laicos quienes frecuentan el centro en busca de información, documentos, fuentes, etc. en la que es la primera biblioteca cristiana del Cairo.

Una segunda vía de encuentro que se abrió en el tiempo es la del contacto con el Islam:

"La clase culta musulmana ha comenzado a frecuentar y a hacer investigaciones también en el campo cristiano. Está interesada en el encuentro del Islam con el Cristianismo. Por ejemplo las cruzadas: quiere saber por qué los pontífices apoyaron las cruzadas, por qué los cruzados llegaron, y cómo lo hicieron. Y es bueno este 'por qué', ya que al menos estudiando la fuente se establece la realidad objetivamente y no sólo desde una parte".

Entre las peticiones de quien -- del Islam -- se acerca a la biblioteca son sobre todo los bolos papales, pero también las vidas de los santos y la historia de la Europa cristiana. El Centro tiene, por lo tanto, una gran responsabilidad en la promoción del conocimiento y el encuentro. No faltan las preocupaciones por el futuro:

"Ahora tenemos la dificultad principal: la falta de personal. Las personas presentes pueden garantizar la continuidad del centro por algunos años pero mirando el porvenir un poco más lejano existen interrogantes".

Aunque reducida en número, en el Musky sobrevive además la parroquia, que se ocupa principalmente de llevar asistencia y apoyo a muchas familias que viven en pobreza. A la pobreza se suman la inestabilidad y los interrogantes abiertos de los recientes eventos de la llamada Primavera árabe que, de acuerdo al sacerdote Vincenzo, han incrementado la criminalidad y la falta de seguridad, pero también la participación -- sobre todo de los más jóvenes -- en la vida política y social:

"Pero en su conjunto se espera que vaya a mejor: en todos hay más consciencia, más participación en la vida social, de los jóvenes en la política y todos buscan...quieren algo mejor. Luego, el simple hecho de toda esta destrucción del pasado, este desenmascaramiento de toda la corrupción que había ha sido un gran beneficio. Naturalmente las revoluciones tienen también sus lados negativos, pero en su conjunto se espera y se busca lo mejor".