Dos valiosos violines, obra del lutier del Piamonte Darío Verne, enriquecen el Magnificat, la academia musical de la Custodia de Tierra Santa. Han sido entregados con ocasión del concierto en el que participaron los jóvenes vencedores de la “string competition”, promovida por la escuela…
PAOLA GRIGNOLA
“Es voluntad de mi padre y de mi madre. Mi padre violinista de la orquesta sinfónica de Turón durante 40 años, y era su intención donarlos a Tierra Santa… Han acompañado la vida de mi padre, siempre… mi padre siempre ha tocado estos… han sido sus instrumentos de arte…”
Una decisión madurada ya desde hace tiempo, dictada por el amor a Tierra Santa de ka familia de Luigi Grignola… el maestro y su esposa ya no están hoy con nosotros, y por tanto ha sido su hija Paola la que ha completado la tarea:
PAOLA GRIGNOLA
“El arte no se vende, se da. Yo tengo esta idea, y tengo una buena razón, el arte no se venda nunca, se ofrece”.
La importancia del arte, en la vida del maestro Grignola, no tiene solo que ver con su larga historia de músico… en esta historia, de hecho, hay lugar para los años de la deportación a Mannheim, 27 meses de cautiverio, en compañía de su violín y de su arte…
PAOLA GRIGNOLA
“Durante el periodo de la guerra le ayudó mucho… en primer lugar porque, pobrecito, no tenía para comer, porque en el campo de trabajo no se comía. Pero el corazón, también en aquella época, incluso el corazón de aquella parte, frente al arte se replegaba… Y lo invitaron… Y entonces mi padre, que era un hombre de gran generosidad, cogía a sus compañeros de prisión, aquellos que sabían aunque solo fuera rasgar las cuerdas y los invitaba a tocar con él y les enseñaba… y estas personas, cuando mi padre murió, me dijeron: “¿Sabe que su padre nos salvó la vida?”
Ahora estos violines seguirán sonando gracias al Magnificat… un regalo para los jóvenes músicos que se están formando en Jerusalén. Uno de los dos, como fue anunciado por el fundador de la academia, Padre Armando Pierucci, será confiado a una de las alumnas más meritorias, Shireen, una de las vencedoras de la String Competition.
PAOLA GRIGNOLA
“Es voluntad de mi padre y de mi madre. Mi padre violinista de la orquesta sinfónica de Turón durante 40 años, y era su intención donarlos a Tierra Santa… Han acompañado la vida de mi padre, siempre… mi padre siempre ha tocado estos… han sido sus instrumentos de arte…”
Una decisión madurada ya desde hace tiempo, dictada por el amor a Tierra Santa de ka familia de Luigi Grignola… el maestro y su esposa ya no están hoy con nosotros, y por tanto ha sido su hija Paola la que ha completado la tarea:
PAOLA GRIGNOLA
“El arte no se vende, se da. Yo tengo esta idea, y tengo una buena razón, el arte no se venda nunca, se ofrece”.
La importancia del arte, en la vida del maestro Grignola, no tiene solo que ver con su larga historia de músico… en esta historia, de hecho, hay lugar para los años de la deportación a Mannheim, 27 meses de cautiverio, en compañía de su violín y de su arte…
PAOLA GRIGNOLA
“Durante el periodo de la guerra le ayudó mucho… en primer lugar porque, pobrecito, no tenía para comer, porque en el campo de trabajo no se comía. Pero el corazón, también en aquella época, incluso el corazón de aquella parte, frente al arte se replegaba… Y lo invitaron… Y entonces mi padre, que era un hombre de gran generosidad, cogía a sus compañeros de prisión, aquellos que sabían aunque solo fuera rasgar las cuerdas y los invitaba a tocar con él y les enseñaba… y estas personas, cuando mi padre murió, me dijeron: “¿Sabe que su padre nos salvó la vida?”
Ahora estos violines seguirán sonando gracias al Magnificat… un regalo para los jóvenes músicos que se están formando en Jerusalén. Uno de los dos, como fue anunciado por el fundador de la academia, Padre Armando Pierucci, será confiado a una de las alumnas más meritorias, Shireen, una de las vencedoras de la String Competition.